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Los pañuelos que siguen haciendo historia

*Por Laura Ruocco

Ayer blancos, hoy verdes, son pañuelos que simbolizan luchas profundas. No solo son derechos. Son rumbos, caminos, mareas que sacuden estructuras. Llevan la marca de lo femenino, pero cuestionan hasta los géneros.

Con 20 horas de vigilia, 131 votos a favor, 117 en contra y 6 abstenciones, la Cámara de Diputados le da paso al Senado, en un debate que expresa expectativas que van más allá del aborto.

¿Qué significa la lucha por el aborto legal seguro y gratuito en el 2020?

Lo que hoy se está discutiendo tiene un sentido profundo. Apunta al derecho de igualdad y justicia social, el acceso igualitario a una práctica segura, gratuita y con información. Legalizar el aborto, implica una política pública, un salto disruptivo de la clandestinidad al respaldo y acompañamiento. Esto simboliza profundos desencadenantes.

Salir de la clandestinidad significa hablar sin miedo, sin prejuicios, romper un enorme tabú que para muchas representó años de sentirse en soledad. Legalizar es hablar y es también escuchar, tener opciones. Sin dudas, significa la vida y la salud integral de las personas gestantes, algo tan esencial como terminar con las secuelas y las muertes evitables que se traducen en feminicidios. Sepulta el negocio de la clandestinidad, una práctica privada accesible para pocas, que no garantiza seguridad y que sigue representando vulneración y hostigamiento. Contrario a ello, la legalidad significa más mujeres con poder de decisión y autonomía sobre sus cuerpos y sus destinos. Decidir sin culpas, con respaldo institucional y social. Pone en jaque los estereotipos que siguen encarnados en la sociedad, aquel destino indiscutido para millones de mujeres que encuentran en la maternidad la opción unívoca. Romper con ese sortilegio abona una perspectiva feminista de la sociedad que, de mínima, potencia las opciones para las personas con capacidad de gestar y augura un futuro igualitario en múltiples sentidos.

Sobre todo, significa un rumbo para la lucha feminista, política y social. Esta conquista nos pone en un lugar de avanzada. No solo en el plano de los derechos políticos, sino en conquistas sociales. Nos recuerda que movimientos minoritarios pueden convertirse en enormes mareas disruptivas que encuentran legitimidad. Nos muestra un camino, de lucha y unidad, en un contexto particular.

Ayer y hoy

El tratamiento 2020 tiene características distintivas con el contexto del 2018. En el plano social, el 2018 fue un quiebre. Sobre la base de las luchas históricas del movimiento de mujeres y disidencias y de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, inauguró una marea decidida a sacudir estructuras profundas. Aquella marea inundó las calles y comenzó a inmiscuirse en cada rincón. Dejó de ser un debate de las organizaciones militantes. Se empezó a hablar en las casas, en las organizaciones sociales, en las aulas, en los clubes, en las fábricas. En cada espacio de socialización el tema brotaba. Pero sobre todo se instaló definitivamente en la agenda política y legislativa. Asimismo, el contexto actual es diferente. Si bien las expresiones a favor de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) son transversales a las identidades partidarias y evocan sororidad, lo cierto es que el aborto 2020 se desarrolla en un marco político con características nada parecidas a las precedentes. Empezando por un ejecutivo que expresó públicamente su compromiso con la consigna. Al tiempo que se crea un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad decidido y acompañado presupuestariamente, y un Ministerio de Salud con igual decisión. Estos elementos conjugan la irrupción popular en las calles con su expresión dentro del gobierno, generando enormes expectativas de que se convierta en Ley, y sobre todo en política pública. Otro elemento trascendente, refiere al proyecto denominado de “los 1000 días”. Este paquete, que podría leerse como una estrategia para avanzar sobre el proyecto IVE, es en verdad una política integral de acompañamiento del Estado sobre la decisión de procrear de manera segura y acompañada. 

En el significado profundo que representa la discusión sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo reside el tenor de la resistencia. Es mucho lo que está en juego, pero ya no tiene retorno. Resta saber si el Senado le dará curso a lo inminente. ¿Será el 2020 el año que recordaremos por algo más enorme para nosotras que la pandemia? El año en el que los pañuelos verdes se conviertan en la bandera que nos recuerde siempre que esta historia la escribimos nosotras.

*Laura Ruocco: Profesora de Historia (UNMdP), integrante de la agrupación de mujeres Mardelucha y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito – Regional Mar del Plata. Se especializa en estudios de género vinculados al mundo del trabajo.

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