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Crisis energética mundial: “Hay que pasar el invierno”

*Por Federico Botti

Pandemia, paralización de la producción, déficit energético, desastres naturales, especulación, transición hacia energías verdes, lobby de multinacionales petroleras, guerra y geopolítica. Por todas estas razones y otras más estamos en medio de la peor crisis energética de los últimos 40 años. ¿Qué rol juega nuestro país en todo esto?

El costo de la reactivación post-pandemia

La salida a la pandemia trajo nuevos problemas. Ante la paralización de muchas ramas de la producción, la industria se volcó al consumo masivo de energía para la reactivación de las actividades industriales. Esto aumentó la demanda de energía en un contexto mundial en el que se combinaron desastres naturales (inundaciones y sequías) que perjudicaron la producción de energías renovables y una gran especulación por parte de la industria petrolera que experimentó, en plena pandemia, una histórica caída del precio del petróleo a niveles negativos.

Si le sumamos que los fletes marítimos se dispararon y alcanzaron máximos históricos, la combinación es explosiva. (“en términos globales las tarifas han registrado un incremento interanual de 370%” [1]).

Crisis en el “viejo continente”

Europa está pasando por momentos que nadie imaginaba. El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania llevó a una disminución del gas natural licuado (GNL) que Rusia le provee a los países europeos (el gas ruso representaba el 40% de las importaciones europeas de ese combustible), esto sumado a las políticas de transición energética que vienen pregonando potencias como Alemania, llevó a una caída de la producción energética y su abastecimiento para afrontar el invierno europeo. 

A medida que Rusia limita aún más las exportaciones de GNL, los gobiernos se ven obligados a gastar miles de millones de euros para proteger a las empresas y los consumidores del aumento en las tarifas. A causa de la guerra y los sabotajes que sufrió el gasoducto ruso Nord Stream 1 en el último mes, el GNL aumentó considerablemente. De hecho, hay sospechas de que fueron marines estadounidenses quienes entrenaron a tropas ucranianas para que realicen estos sabotajes. [2]

Al ver que peligraba su superávit comercial, Alemania salió a buscar desesperadamente el gas de Arabia Saudita, previo a la guerra la industria alemana se abastecía con el gas barato que importaban desde Rusia. Los países europeos están importando el GNL estadounidense, que está batiendo récords de exportaciones de petróleo, debido a las sanciones que la Unión Europea le impuso a Rusia. 

Los estados europeos salieron al rescate de la economía y de los bolsillos de los ciudadanos. Anunciaron subsidios a las tarifas de gas y luz, disminución del consumo en dependencias públicas, museos y comercios (apagar la luz a las 22 horas), establecieron máximos de 19 grados centígrados para la calefacción y anunciaron apagones en alumbrados públicos por las madrugadas, llegaron a recomendar que tomen una ducha de a 2 personas, entre otras medidas que se anunciaron desde los distintos gobiernos.

De acuerdo a un informe de la OCDE la región se desliza hacia la recesión, ya que “eventuales interrupciones del suministro de energía afectarían al crecimiento e impulsarían la inflación en Europa, donde podrían hacer retroceder la actividad otros 1,25%y disparar la inflación en 1,5%  lo que llevaría a muchos países a la recesión en 2023” [3]. El crecimiento del PIB se ha estancado en muchas economías y los indicadores económicos apuntan a una desaceleración prolongada”, dijo en un comunicado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.

El precio del gas está empezando a bajar luego de ese crecimiento brutal de los precios, sin embargo un informe del Banco Mundial prevé que “para 2024 los precios del carbón australiano y del gas natural de Estados Unidos dupliquen el promedio de los últimos cinco años, y que los precios del gas natural en Europa sean casi cuatro veces más altos”.[4]

¿Una solución argentina a los problemas europeos?

Argentina posee diversos recursos en materia energética: si hablamos de gas no convencional posee la segunda reserva a nivel mundial y la cuarta en petróleo no convencional. Es parte del triángulo del litio (Argentina, Bolivia y Chile concentran el 65% de las reservas mundiales), tiene producción de biomasa, represas eléctricas, producción de energías alternativas con parques de energía solar y eólicos, biocombustibles, también tiene producción de energía nuclear desde hace más de 60 años. Pero las energías renovables sólo representan el 9% del total de la matriz energética argentina, por el contrario depende casi el 60% del gas natural para abastecer hogares e industria. 

Una de las oportunidades es Vaca Muerta, la cuenca donde está el 38% del total del gas no convencional argentino. En 2003 se anunció por primera vez la construcción del gasoducto (que más tarde se denominaría “Néstor Kirchner”) que planea unir Tratayén (donde se encuentran los yacimientos de Vaca Muerta) con Salliqueló (Pcia. de Buenos Aires). Pero la obra estuvo muchos años trabada debido a la licitación pública para la fabricación de los tubos con costura, que se utilizan para este tipo de gasoductos. Hace unos días se empezaron a transportar los primeros tubos para dicha obra. Argentina podría empezar a planificar después de mucho tiempo el autoabastecimiento sin depender de las importaciones de gas de Bolivia, y en un futuro producir el GNL que tanto necesita Europa. 

Vaca Muerta, Neuquén.

La situación es compleja a la hora de abastecer a los hogares y la industria. A causa de la crisis económica que se vive, sólo para este año se estima que el gobierno destinará el 2,3% del PBI a subsidiar las boletas de luz y gas. El sometimiento de la economía argentina a las recetas del FMI impone un recorte a los subsidios, por lo que en 2023 se destinará el 1,6% del PBI, además de la quita de subsidios a hogares de ingresos mayores a $450.000 mensuales que se aplicará en noviembre de este año (se había anunciado para septiembre).

Nuestro país tiene un rol importante en la tan ansiada “transición energética” que impulsan desde la Unión Europea. Para lograr el objetivo de eliminar la producción de vehículos con motor a nafta y diésel a partir de 2035, las naciones europeas necesitan de la extracción del litio necesario para producir las baterías que van a abastecer la industria de automóviles eléctricos. Las ideas de este capitalismo verde contrastan con la contaminación que el extractivismo deja en los países que exportan materias primas. Para que un ciudadano europeo maneje su auto con motor eléctrico, ¿es válido dejar tierra arrasada en un país como el nuestro, a cambio de una ínfima regalía? ¿O podemos empezar a soñar con un desarrollo sustentable pensado por nosotras y nosotros para las necesidades que tiene el conjunto del pueblo argentino?

Energía y dependencia

Es importante remarcar que lo estratégico de la producción de energía cobra importancia para el desarrollo de todas las industrias, tanto para la producción de materias primas como para las manufacturas. No existe la posibilidad de un país desarrollado con energía cara, no hay industria nacional si no producimos la energía para nuestro autoabastecimiento.

Actualmente en la Argentina hay más de 20 proyectos de extracción de litio, la mayoría de capitales extranjeros, sólo el que se está desarrollando en Fiambalá, Catamarca, tiene a YPF Litio y Catamarca Minera y Energética a la cabeza. Y-Tec la empresa de investigación y desarrollo (formada por YPF y el Conicet) tiene planeada una prueba piloto para la fabricación de baterías de litio en su planta en Berisso, junto con la Universidad Nacional de La Plata, y proyectan empezar a producir en diciembre. Países como China, Australia, Alemania y Estados Unidos son algunas de las naciones interesadas en este mineral estratégico. 

Argentina es un país dependiente, y en disputa por estas potencias, que apuntan a la explotación de nuestros recursos naturales. Con una enorme deuda contraída con el FMI que pesa sobre las espaldas del pueblo argentino, más de un 40% de la población bajo la línea de pobreza y sin muchas chances de financiamiento, el país se encuentra constantemente a la expectativa de encontrar ese “milagro” que le permita conseguir los miles de millones de dólares que debe. El problema de esa zanahoria que siempre busca el poder de turno (lo fue Vaca Muerta, ahora el litio o el hidrógeno verde) es pensar a la deuda como un compromiso que una vez que se tomó hay que pagarlo sin investigar a dónde fueron a parar esos fondos (la fuga de divisas fue fenomenal), y no como un mecanismo de dominación que pesa sobre los países dependientes. Para crecer hay que invertir, y los dólares escasean hace rato.

Es así que los recursos se “rifan” ante cualquiera que ofrezca el financiamiento para empezar a operar y extraer. Por eso en esta misma Revista el físico, docente e investigador especialista en combustibles nucleares Rodolfo Kempf, dijo que “en la actualidad la naturaleza es un campo de disputa” [5]. En esa disputa Argentina está 3 a 0 abajo y no tiene al mejor jugador del mundo para dar vuelta el resultado. Con una justicia adicta al poder, dirigentes políticos con poca creatividad y la presión de multinacionales que pretenden maximizar ganancias; la carta ganadora es la de organizar a un pueblo que tiene recursos importantes, tiene las y los técnicos, las Universidades, las y los trabajadores de la energía y supo tener una industria que era ejemplo en Latinoamérica. Lo que se necesita es la voluntad política para recuperar lo que es del pueblo argentino y poner en marcha la industria de la producción de energía para un desarrollo nacional, independiente y sustentable.

*Federico Botti. Rosarino. Estudié comunicación social, soy hincha de los clubes de barrio y militante de las causas populares. Intento ser ambientalista

  1. Costo de fletes marítimos aumentarán hasta 400% por escasez: mueven el 90% del comercio mundial – El Diario NY
  2. EEUU aumentó precios y ventas de GNL tras las fugas de gas de los Nord Stream -Kremlin – Infobae
  3.  OCDE: crisis energética y aumento de precios llevarían a grandes economías a la recesión – Economía (france24.com)
  4. Perspectivas de los mercados de productos básicos: La depreciación monetaria aumenta el riesgo de que se intensifiquen las crisis alimentaria y energética (bancomundial.org)
  5. Energías, diplomacias y presiones nucleares – Revista Lanzallamas

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