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Debates en torno al Plan Nacional de Alfabetización

¿NUEVAS PROPUESTAS PARA VIEJOS PROBLEMAS?

*Por Agustín Moisano

A partir de la llegada de Javier Milei al gobierno nacional en diciembre del año pasado, la cartera educativa ha sido objeto (y víctima) de estructurales reformas y urgentes debates. Sobre el ya desarticulado sistema de educación nacional se ha ejercido un embate aun mayor de descentralización y desfinanciamiento que, pareciera, no haber terminado aún[1]. A pesar de ello, la principal política educativa del gobierno se centra en un Plan Nacional de Alfabetización que, según sugiere, intenta determinar una estrategia unificada y nacional en torno a diseño de políticas educativas alfabetizadoras, otorgamiento de recursos, formación de docentes, contenidos curriculares y sistemas de evaluación en lo que respecta a la alfabetización inicial y primaria de todxs lxs estudiantes del país. Pero, ¿qué implica el Plan Nacional de Alfabetización? ¿Cuáles son sus fundamentos y objetivos? ¿Sobre qué perspectivas psicolingüísticas de adquisición de la escritura se fundan? ¿Cuáles parecieran ser las formas de enseñanzas propuestas acordes con estas perspectivas? ¿Por qué se impulsa en un momento de desfinanciamiento y ajuste estructural? ¿Qué relación tiene con otras políticas que parecieran ir en el sentido contrario a las planteadas en dicho Plan? A lo largo del presente escrito intentaremos dar elementos para reflexionar en torno a los interrogantes aquí expuestos.

Propuesta libertaria, poco de nuevo, mucho de viejo

Presentación del Plan como hito de la nueva política educativa

El 4 de julio, en San Juan, gran parte del Poder Ejecutivo Nacional hace la presentación pública del Plan Nacional de Alfabetización. Con acotados discursos, tuvo como expositores principales a la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello (quien reaparecía en la escena pública luego del primer gran conflicto que tuvo que enfrentar, la retención de alimento de comedores populares) y al presidente de la Nación, Javier Milei.

La brevedad de las exposiciones no hizo más que confirmar la poca importancia que le dan, desde el gobierno nacional, a la cartera educativa. Y si algo tuvieron en común ambas exposiciones es la asociación de la esfera económica y la educativa en el denominado “síndrome de la devaluación”: un paralelismo entre la “pobreza cultural y educativa” y la imposibilidad de conseguir crecimiento económico en un país  donde el “germen del analfabetismo” constituyó la base de la “catástrofe educativa” reinante, o, como le gusta definir al gobierno, la “crisis educativa actual”. La misma, según las fuentes de la Secretaría de Educación,  se demuestra en la incapacidad de quien egresa de la escuela secundaria de continuar sus estudios superiores, de no contar con la formación necesaria para el trabajo requerido por el mercado laboral, ni permitir el libre ejercicio de la ciudadanía plena. Para contrarrestar el efecto de años del “paradigma del asistencialismo ineficaz, clientelar, incapaz, corrupto, burócrata y corporativo” se plantea el nuevo paradigma de “despliegue de la libertad” expresado en el Plan Nacional de Alfabetización.

Poco importan los datos exhibidos por la ministra sobre los resultados de las diversas instancias de evaluación a estudiantes (Pruebas Aprender, pruebas PISA) cuando la formulaciones desde el oficialismo se asientan en principios e ideas del Darwinismo Social (recuperando los discursos extensamente superados como los del binomio Barbarie-Civilización) o los vinculados a los presupuestos de la teoría del Capital Humano, reformulados por el libertario presidente.

Son estos fundamentos la excusa perfecta para revalidar las propuestas educativas neoliberales surgidas en los años ‘70, hoy potenciadas por algunos nuevos elementos que entran en juego: la formación docente, la evaluación como forma de control estudiantil y docente, la financiación atada a la eficiencia y eficacia del sistema escolar -descentralización salarial- , los incentivos como método de otorgamiento de fondos , la apuesta a la Inteligencia artificial como dispositivo de ordenamiento, etc.

Una larga historia de acuerdos y desacuerdos

Fue el 4 de julio donde se anunció de aplicación del decreto 579/2024 del Poder Ejecutivo Nacional: la creación del Programa “Plan Nacional de Alfabetización”, con la intención, según el texto del mismo, de “abordar los desafíos críticos en la educación y mejorar las habilidades de lectura y escritura en todo el país”. El mismo, encuentra sus antecedentes en diferentes resoluciones elaboradas desde principio de año por el Consejo Federal de Educación[2], como son la resolución 465/24 del 9 de febrero y la 471/24 del 27 de mayo.

La primera de ellas establecía y aprobaba para la discusión el documento: “Compromiso Federal por la Alfabetización – Política Nacional de Alfabetización”, con el objetivo de trazar un cronograma de elaboración de planes jurisdiccionales para la alfabetización, estipulado para abril. Dicho documento trazaba objetivos y ejes para la alfabetización, en donde se expresaba, entre otras cosas, la necesidad de garantizar “habilidades de lectura y escritura esperadas de acuerdo a lo consensuado en los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios y los Diseños Curriculares de cada nivel y jurisdicción” desde la escuela.  Reconocía “la participación activa y coordinada de múltiples actores en diferentes niveles de la sociedad (sector público, privado, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales y la ciudadanía en general) aprovechando de forma eficiente los recursos y experiencias disponibles para  fomenta la responsabilidad compartida”.

   Las conclusiones formuladas en el diagnóstico del documento, que parten de evaluaciones nacionales –Aprender 2016, 2022- e internacionales -ERCE 2019 y PISA 2022-, tanto en primaria como en secundaria, expresan:

– Un alto grado de acceso a la escolaridad, con tasas superiores al 90% en cada nivel educativo, a excepción del nivel inicial, donde la cobertura es ligeramente menor;

– Un deterioro, en los últimos años, de la adquisición de capacidades en habilidades lingüísticas o competencias en el ámbito del lenguaje,

– Una marcada desigualdad en el desarrollo de los aprendizajes de acuerdo al origen y acceso a recursos, tanto materiales como simbólicos,

– Una extrema carencia de fuentes de información que permitan un diagnóstico preciso de la situación de la alfabetización inicial y falta de relevamientos de información de alcance general y con periodicidad.

   No es de extrañar, entonces, que el documento dé cuenta de un posicionamiento claro sobre las medidas a tomar respecto de lo educativo, expresado en los Objetivos de la Política Nacional de Alfabetización: educación básica, equidad y control.

La segunda resolución, la 471/24 aprobaba lo antedicho con el agregado de que se establecían formas de implementación, financiamiento, seguimiento, evaluación y cumplimiento de lo acordado en el mismo CFE.

Paradigmas en disputas, propuestas didácticas y prácticas de enseñanza

   Según Mirta Castedo[3], actualmente el debate en torno a la alfabetización está dividido en dos líneas de investigación psicolingüísticas y didácticas epistemológicamente divergentes: la de la enseñanza directa, por un lado, y la de la contextualizada y reflexiva, por el otro. Ambas conviven y muchas veces confluyen, por distintos motivos, en propuestas de enseñanzas y  en prácticas áulicas cotidianas.

   Saber distinguir algunos aspectos propios de cada uno de estos paradigmas en torno a la alfabetización nos permitirá reflexionar de manera más acabada sobre los impactos que conlleva el Plan de Alfabetización propuesto por el gobierno nacional en el sistema educativo.

   El primero de los paradigmas lo podemos denominar como cognitivista o de conciencia fonológica, también conocido como teoría de las habilidades. Plantea que lo importante consiste en la capacidad de ser consciente de las unidades en las que puede dividirse el habla (desde palabras que componen las frases hasta las unidades más pequeñas, los fonemas), y que no necesariamente se desarrolla al mismo tiempo que se aprende a producir y a percibir el habla. Es decir, interpreta a la lectura como un código que tan solo hay que conocer. Por lo tanto, el entrenamiento de ciertas habilidades lingüísticas esenciales permitirá el desarrollo de la lectoescritura. El docente, será un modelador que deberá corregir de forma inmediata ante el error y la repetición es parte integral de esta forma de enseñanza. La fluidez en la lectura es un rasgo importante a la hora de evaluar la alfabetización.

   Por otra parte, surge la perspectiva psicogenética. Los aportes más importantes son el de  explicar cómo lxs niñxs pueden comprender progresivamente cuáles son los elementos del sistema de escritura (marcas gráficas) y sus relaciones (cómo se combinan), por un lado y, por el otro, cómo la escritura es un sistema de representación cuyas unidades no están predeterminadas en la lengua oral, sino que devienen del proceso de escribir. Este planteo constructivista-piagetiano pone el centro en las prácticas sociolingüísticas de lectura y de escritura. No considera que el sistema de escritura es un código de transcripción ni que se pueda aprender entrenando habilidades de correspondencia grafema fonema, sino que parte de situaciones de lectura y escritura con sentido y en contexto y, a partir de esas situaciones busca analizar distintas unidades que a veces puede ser el texto como totalidad, a veces es el género, las construcciones propias de un género, etc. Con mucha sistematicidad en los primeros grados, el análisis recae en las unidades menores del sistema de escritura, es decir, las unidades inferiores a la palabra escrita – los grafemas o grupos de grafemas y su relación con la pauta sonora-pero siempre partiendo de situaciones donde la escritura tiene sentido para quien aprende[4].

  Cabe preguntarse cuál de los dos paradigmas prima en el Plan Nacional de Alfabetización para entender así qué tipo de aprendizaje se busca. Y es una respuesta que no podemos determinar de acuerdo a lo planteado por los representantes de la secretaría de Educación Nacional ya que queda librado a lo definido por cada jurisdicción de acuerdo a su plan Jurisdiccional de alfabetización que el mismo Consejo Federal impulsó a conformar. En otras palabras, no hay uniformidad sobre cómo enseñar la lectoescritura inicial aunque pareciera impulsarse, desde la órbita nacional y  por algunos indicios que desarrollarán a continuación, cierta preponderancia del primero de ellos.

   Primer indicio. Importancia de la evaluación por sobre la enseñanza. Hay mucho detalle sobre qué se va a evaluar, con qué frecuencia, con qué instrumentos y, comparativamente, muy poca mención a qué enseñar, cómo, para qué. Por otra parte, la determinación de utilizar instrumentos estandarizados para evaluar (que se enfocan justamente en evaluar habilidades) no se corresponde con la evaluación como parte de un proceso y que nace de los contenidos abordados en él, más asociado a la perspectiva que entiende a la lectoescritura como un sistema y no como un código. Atado a esto, si entendemos que la finalidad de la evaluación es dar insumos a quien enseña para determinar las próximas decisiones de enseñanza, poco tendría que ver los propósito netamente de control sobre el aprendizaje, sobre lxs estudiantes y sobre lxs docentes que plantean los documentos oficiales.

Segundo indicio: Formación docente como responsable de una “buena enseñanza”. La propuesta oficial asocia, en un lógica lineal, la “buena” formación del docente con buenas prácticas alfabetizadoras y, por lo tanto, con buenos resultados. Así, no solo lo responsabiliza del “’éxito o fracaso” sino que niega las particularidades del contexto, de todos los condicionantes y variables que existen en cada situación de aprendizaje. El docente, a la vez que es presentado como un sujeto pasivo (que no tiene intervención en el proceso de enseñanza y aprendizaje) se transforma en un aplicador, al establecer una relación directa entre la formación y la enseñanza.

Tercer indicio: Desinterés por las propuestas didácticas y las prácticas áulicas. En línea con lo expuesto en el párrafo anterior, la propuesta oficial no hace referencia a prácticas didácticas, ni a manera de ejemplo, ni como orientación. Lo deja librado al libre albedrío jurisdiccional que, influido por el espíritu general de la propuesta nacional, gestionan sus esfuerzos  hacia una orientación en alfabetización dominante, resultadista, única y “efectiva”.

Cuarto indicio: Primacía de autoritarismo de los paquetes educativos[5]. Como forma de materializar la propuesta oficial, se generan y son adoptados “para resolver los problemas de alfabetización” programas ya armados –por lo general, armados en torno a materiales de lectura y actividades para los niños + formación de docentes + instrumentos de evaluación destinados a lxs pequeñxs-, con mayores o menores adaptaciones para cada territorio, pero fundamentalmente elaborados por especialistas que no son de la provincia y que vienen desarrollando estos programas aproximadamente desde la década de 1990[6].

En busca de los objetivos perdidos

Cómo llegamos a donde llegamos

   Las formulaciones expresadas en el decreto 579/24 dan cuenta, entre líneas, de un posicionamiento epistemológico sobre cuál es la mejor manera para alfabetizar, en línea con un enfoque político sobre lo que debe ser la escuela en el proyecto libertario. Al día de hoy, las acciones llevadas adelante por el gobierno nacional en materia educativa revelan un salto desde la posibilidad de ser de la propuesta a la concreción objetiva de existir, con implicancias profundas en el sistema educativo nacional.

   En otras palabras, las acciones impulsadas desde el Ministerio de Capital Humano de Sandra Petovello y la Secretaría de Educación, de Carlos Torrendell,  que parecieran inconexas en un principio, expresan que se ha avanzado más de lo que a simple vista podría creerse en la búsqueda de concretar los objetivos y las acciones específicas explicitadas en el Plan.

   Bajo la consigna de “involucrar a todos los actores sociales” se invita a  fomentar la colaboración entre organismos de gobierno, el sector privado y la sociedad civil para apoyar iniciativas de alfabetización. En este sentido, la agenda de los funcionarios de la ahora Secretaría de Educación estuvo cargada de reuniones, ponencias, presentaciones etc. con personalidades del mundo empresarial-educativo: la Fundación Telefónica, la Universidad Católica Argentina, la de San Andrés, la Torcuato Di Tella,  la ONG Educar 2050, Pan American Energy[7], Fundación La Caixa etc., etc., etc.

   En este sentido, merece un párrafo aparte el Observatorio Argentinos por la Educación, usina de ideas para la educación por parte de los ganadores del modelo. Esta “organización plural, independiente y federal que trabaja para mejorar la educación argentina”, cuenta entre sus colaboradores con una amplia y heterogénea cantidad de académicos especialistas en educación, con nutrido aporte de ex ministros de educación –vinculados, en gran medida, a propuestas político/educativas neoliberales- y es sostenida por un conglomerado de capitales intermediarios y extranjeros vinculados al sector energético, a la producción agraria/sojera, al sistema financiero y a las nuevas tecnologías (con una marcada impronta en el desarrollo de plataformas educativas y editoriales). Se ha convertido, en los últimos años, en el principal protagonista del lobby empresarial en educación[8].

   El “monitoreo y la evaluación basada en el desarrollo de dispositivos y relevamiento de información” dio sus primeros pasos con la aplicación de pruebas a estudiantes en distintas provincias[9] [10] y el “fortalecimiento de las trayectorias estudiantiles” avanza de la mano de la Inteligencia artificial[11].

   A la docencia le toca su parte al impulsarse la “formación docente inicial y continua” con el objetivo de capacitarla en alfabetización[12] aunque las estrategias de alfabetización fueron asumidas por cada jurisdicción provincial (solo para nombrar algunos ejemplos, el Plan Raíz de Santa Fe, Buenos Aires Aprende de CABA, o Chubut Aprende, de la provincia homónima). La implementación de esta política está sustentada, además, sobre el relevamiento necesario del plantel de trabajadores de educación a nivel nacional[13].

   Más cuestionables en su implementación son otros de los objetivos planteados por la propuesta alfabetizadora nacional: el referido al financiamiento y el uso y destino de recursos. A contramano de la política económica libertaria, está enfocada a la producción, impresión, adquisición y distribución  de materiales educativos y libros para estudiantes, directores, docentes y familias, por un lado, y a fortalecer el rol de las bibliotecas escolares y comunitarias, tanto físicas como digitales, por el otro. Sirva de ejemplo la eliminación del Programa “Libros para aprender”[14] o el recorte de fondos destinados al sostenimiento de bibliotecas populares[15] para dudar de consecución.

Tras los rastros de la política educativa libertaria

Viejas propuestas para viejos problemas

   En los meses que lleva de gestión, el gobierno de Javier Milei dio un duro golpe al sistema educativo y, en particular, a aquella parte que dependía directamente de la órbita nacional. El otrora Ministerio de Educación, hoy convertido en Secretaría, llevó una política de recorte presupuestario, desguace de programas, abandono de políticas educativas de impacto federal. Cercenó el financiamiento del sistema universitario nacional, de desarrollo Científico y Tecnológico, de hospitales universitarios;  desfinanció las obras públicas de infraestructura, de construcción de jardines, la compra de libros, la conectividad para las escuelas, los fondos para las escuela (Sitrared), de cooperación escolar y comedores. Tampoco dudó en abandonar a su suerte los programas como el Conectar Igualdad, FINES, de Educación Sexual Integral y Ambiental Integral, los de Coros y Orquestas, y todos los equipos técnicos que los llevaban adelante. Las Becas fueron reducidas drásticamente. La política de formación docente fue, en los hechos, destruida. Un impacto supremo tuvo la cuasi eliminación de la paritaria nacional docente, estipulando los montos por decreto luego de propuestas irrisorias por parte del gobierno nacional, y eliminó el Fondo Nacional Docente, con un impacto directo en los salarios de todxs lxs docentes del país, lo mismo la eliminación del Fondo Compensador para las provincias que no pueden sostener los salarios de lxs trabajadores de la educación. A la vez, ataca a las organizaciones sindicales, buscando coartar el derecho a huelga por medio de la declaración de la educación como servicio estratégico esencial, y estudiantiles. Ahoga presupuestariamente a todo gobierno provincial opositor pero, sobre todo, al de Buenos Aires[16].

   Como contrapartida, en supuesta contramano a lo recién enumerado, formula un Plan Nacional de Alfabetización, impulsado a partir de búsqueda de consensos en el Consejo Federal de Educación con objetivos, acciones y propuestas que parecieran ser contrarias a todo lo actuado hasta el momento en la cartera educativa.

   El diagnóstico realizado de la situación de la lectoescritura y las matemáticas, basado en pruebas nacionales e internacionales de los últimos años e impulsado en la agenda pública por el lobby empresarial de los grupos económicos más concentrados de la economía de nuestro país, dan paso a una serie de propuestas que se resumen en tres:

– La búsqueda del carácter secuencial de la adquisición de competencias

– El fortalecimiento de  las políticas educativas en las poblaciones de estudiantes más desfavorecidas.

– La consolidación de un sistema nacional de información de todos aquellos que asisten al sistema educativo.

   En el plano psicolingüístico y didáctico, el impulso de una propuesta centrada en el individuo, en el desarrollo de ciertas habilidades que permitan comprender el código de la escritura, basado en la repetición, la corrección del error y posición pasiva de quien aprende y enseña ante el objeto de conocimiento. El docente es un aplicador de fórmulas pensadas por fuera de la escuela. Metodologías, diseños, supuestos, variables e instrumentos elaborados desde una plataforma o grupo editorial que proporciona, digerido para el docente, un menú acorde a lo evaluable como bueno y efectivo. Una propuesta más enfocada en observar resultados en el corto plazo que mejoren ciertos índices que en conformar procesos de aprendizajes complejos.

   En cuanto a la perspectiva teórica que lo sustenta, es clara la vuelta a formulaciones propias del campo neoliberal: concentrar los esfuerzos en la educación básica alfabetizadora como principal política educativa, en la equidad como criterio para el financiamiento y en el control por medio de diversos instrumentos, como garante de eficiencia del sistema.

   Los primeros dos aspectos están estrechamente vinculados: se busca focalizar los esfuerzos y recursos en la educación básica a partir del concepto de equidad pero no entendida como un instrumento de nivelación sino como herramienta de segmentación, donde se debe ofrecer “a todos los niños, adolescentes, jóvenes y adultos de nuestro país [el acceso] a las herramientas básicas necesarias para su desarrollo integral”[17]. El otorgamiento de lo básico es a las mayorías mientras que lo “no básico” es asegurado por el mercado para un pequeño sector que cuenta con los recursos propios para adquirirlo. En este sentido, se vuelve crucial el control sobre el estudiantado (para determinar, posteriormente, un sistema de becas basado en la meritocracia) pero, principalmente, sobre  el docente. Éste no solo es responsable del éxito (o no) de la política educativa diseñada por actores ajenos a la educación pero de gran influencia sobre el gobierno actual (empresas, fundaciones, ONG’s, etc.) sino que se convierte en la principal víctima de las reformas de desmantelamiento del sistema escolar (cuestionándosele el régimen de licencias, la estabilidad laboral, el derecho a organizarse y protestar, etc., es decir, los derechos conquistados a lo largo de la historia). La formación a medida y la evaluación como forma de control funcionan como engranaje en el camino de la flexibilización laboral (propugnándose luego la contratación sobre la base de conocimientos y competencias probadas, los  incentivos salariales, entre otras medidas).

Conclusiones transitorias

   Luego del análisis pormenorizado de los supuestos del Plan Nacional de Alfabetización, de las etapas de su elaboración, de las líneas teóricas que en él se expresan y de las políticas reales y concretas que ha llevado adelante el gobierno, podemos arribar a algunas conclusiones (¿transitorias?).

En primer lugar. El estrangulamiento, desguace, desfinanciamiento y abandono de las políticas educativas mantenidas en las primeras dos décadas de este siglo en nuestro país no solo no son contrarias a la formulación del Plan de Alfabetización sino que nos necesarias para su concreción. Es decir, solo en este escenario se puede impulsar un Programa Nacional que tenga como objetivo el fortalecimiento de la educación básica, la equidad segmentadora y control sobre los actores de la comunidad educativa. A la vez que se cuestiona la universalidad del derecho a la educación, introduce la idea de selectividad de contenidos y focalización de financiamiento, propuesta totalmente regresiva cuando se inserta en una estrategia de desmantelamiento de políticas que han tenido un impacto progresivo importante.

En segundo lugar. La orientación teórica formulada en el Plan nacional de Alfabetización conlleva necesariamente el desarrollo de propuestas elaboradas por empresas de educación virtual-plataformas educativas, cuando no grupos editoriales supranacionales. A la vez que son parte del lobby empresarial en la elaboración de diagnósticos del sistema educativo nacional, confeccionan las políticas públicas que los posicionan como principales ganadores. 

Tercero. El Plan reafirma los principios de Centralización-Descentralización neoliberales. Mientras que el Estado nacional delega cada vez más responsabilidades sociales sobre los gobiernos provinciales (en este caso los programas de alfabetización son diseñados por cada jurisdicción) se arroga el derecho de fijar estándares, facilitar insumos (a discreción y orientados) y monitorear el desempeño de la política alfabetizadora. Se concreta el “ajuste selectivo”: se quita el peso de ciertas actividades y se hace mucho más autoritario y presente en otras.

Arribamos a un punto donde la defensa de la educación pública no puede ser una excusa para no discutir su transformación. De hecho, hoy se plantean, no sin controversias, modificaciones importantes en los regímenes académicos y en las estructuras escolares de las distintas jurisdicciones y a nivel nacional. Ante el embate de políticas que desfinancian y abandonan a su suerte importantes áreas del Estado destinadas a garantizar derechos, se hace imperioso el análisis y la reflexión, el estudio, la búsqueda de   explicaciones y el trabajo y compromiso para cambiar la realidad. La propuesta por parte del gobierno Nacional de un Plan Nacional de Alfabetización nos debe impulsar a seguir abriendo estos debates. Y no solo para tomar partido sino también para actuar en consecuencia.


[1]Para una aproximación a la política del gobierno nacional en la esfera educativa Moisano Agustín El proyecto educativo libertario en revista Lanzallamas (https://revistalanzallamas.com.ar/el-proyecto-educativo-libertario/) que si bien fue escrito ante de la asunción de la nueva gestión, en los hechos fueron confirmados los aspectos allí detallados.

[2] El Consejo Federal de Educación (CFE) es el organismo que decide y coordina la política educativa nacional. Está formado por una Asamblea General, un Comité Ejecutivo y una Secretaría General. Son miembros del CFE el Secretario de Educación de la Nación (presidente del CFE), las máximas autoridades en materia educativa de las jurisdicciones del país, y tres representantes del Consejo de Universidades. Toma decisiones relacionadas con el funcionamiento del sistema educativo nacional, para la contribución a su unidad y articulación. Las decisiones tomadas por el CFE son obligatorias y de validez a nivel nacional, en tanto tengan carácter de resolución. Según lo establecido en la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 y el Reglamento de funcionamiento del mismo CFE (aprobado en la Resolución CFE Nº1/07) todas las jurisdicciones del país deben cumplir con lo resuelto por el CFE, independientemente de si el Ministro de la jurisdicción haya firmado o no la resolución.

[3] Castedo, Mirta. Alfabetización inicial: teorías, investigaciones y prácticas  de enseñanza. Un campo  de complejas interrelaciones” efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://wac.colostate.edu/docs/books/wrab2017/castedo.pdf

[4] González, H. Entrevista a Castedo, M. “La alfabetización inicial en la perspectiva constructivista psicogenética” en https://revista.suteba.org.ar/2021/05/14/la-alfabetizacion-inicial-en-la-perspectiva-constructivista-psicogenetica/

[5] Tomamos el concepto de paquete educativo expuesto por Paulo Freire en Freire, P. Cartas a quien pretende enseñar, Buenos Aires, Siglo XXI, 2014.

[6]   González, H. Entrevista a Castedo, M. “La alfabetización inicial en la perspectiva constructivista psicogenética” en https://revista.suteba.org.ar/2021/05/14/la-alfabetizacion-inicial-en-la-perspectiva-constructivista-psicogenetica/

[7] https://canal12web.com/sociedad/educacion/punta-torrendell-y-merino-realizan-balance-plan-de-alfabetizacion/

[8] https://www.infobae.com/educacion/2024/09/11/previo-al-dia-del-maestro-presentaron-un-acuerdo-por-la-educacion-con-10-prioridades-para-la-mejora/

[9] https://www.argentina.gob.ar/noticias/referentes-de-todo-el-pais-avanzan-en-la-implementacion-de-las-politicas-de-evaluacion

[10] https://www.cronista.com/informacion-gral/pettovello-superviso-las-pruebas-de-alfabetizacion-en-el-chaco/

[11]   https://www.lanacion.com.ar/sociedad/con-inteligencia-artificial-registran-un-aumento-de-estudiantes-con-alto-riesgo-de-abandonar-el-nid17082024/

[12] https://www.argentina.gob.ar/noticias/se-anuncio-la-red-federal-de-alfabetizacion-y-el-relevamiento-docente-2025

[13] https://www.lanacion.com.ar/sociedad/educacion-haran-un-relevamiento-para-conocer-la-cantidad-y-los-perfiles-de-los-docentes-que-hay-en-nid29082024/

[14] https://www.ambito.com/politica/el-gobierno-no-realizara-la-compra-nacional-libros-escolares-prevista-este-ano-n5981903

[15] https://www.elcivismo.com.ar/notas/54198/

[16] Al momento de escribir este artículo se presentaba el proyecto de presupuesto del 2025 por parte del oficialismo, con un pronunciado recorte en el área educativa.

[17] Compromiso Federal por la Alfabetización – Plan Nacional de Alfabetización Marco general para las acciones prioritarias, página 2 en la Resolución 471/24 del CFE. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/normas/RCFE_471-24.pdf

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