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Ambiente y Covid ¿delfines en el riachuelo?

Por Edith Liquitay*

En el marco de la pandemia que atraviesa el mundo por el virus COVID-19, se abren profundos debates principalmente vinculados a la salud y la economía, en los distintos niveles; subyacen otros que es oportuno abordar como el impacto ambiental.

Planteo dos aspectos: uno tiene que ver con las consecuencias de la pandemia vinculadas al ambiente de forma directa y otro más profundo que es sobre el desarrollo sustentable en armonía con el ambiente. Consecuencias de esta pandemia aún no se puede determinar porque estamos en medio de su curso, la comunidad científica aún no puede determinar cuánto tiempo más la situación de alerta continúe.

Noticias sobre el ambiente han circulado en este tiempo, haciendo referencia a una cierta mejoría de la calidad del aire o la actividad de algunas especies animales que “invaden” centros urbanos o autopistas, los canales de Venecia en los cuales el agua se torna cristalina y retornan los peces, también sobre la capa de ozono y la reducción de gases denominados gases de tipo  invernadero. Es importante analizar algunos aspectos que circundan este tema y profundizar un poco más.

La situación ambiental en el marco de la pandemia

Podemos señalar dos aspectos uno principal y otro secundario. El principal hace referencia a lo que ocasiona en verdad el perjuicio al ambiente. En términos técnicos podemos decir que las principales causas de la contaminación del aire, están relacionadas con la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas. La combustión de estas materias primas se produce principalmente en los procesos o en el funcionamiento de los sectores industrial y del transporte por carretera. El agua -un recurso vital no renovable- es utilizada de forma desmedida y a su vez las grandes industrias vierten desechos tóxicos de forma directa a fuentes de agua potable, como ríos, y también efluentes líquidos en agua salada como el mar que contiene el 97% de agua del planeta tierra.

El aspecto secundario, considero, son los hábitos de los humanos o la forma de vida de las poblaciones en general, que van en desmedro de la utilización de los recursos naturales y está estrechamente ligado a la forma y condiciones de vida de grandes conglomerados urbanos.

Siguiendo el aspecto principal sobre este tema, podemos denominar de forma amplia “Deterioro del ambiente”, abro interrogante: ¿Quién o quiénes son los verdaderos responsables?

Dentro de un sistema integrado, cuando un elemento es afectado lo es el sistema en su totalidad, al igual que en todo sistema vivo, hay acciones y  efectos que pueden resultar mucho más nocivos que otros. Por este motivo considero aspecto secundario los hábitos de las personas y principal las acciones de la industria en desmedro del ambiente.

La situación ambiental es crítica y hay numerosos informes que ponen al cambio climático como elemento alarmante, que la temperatura global alcance un grado centígrado y que existe el riesgo de que se incremente a 1,5 entre 2030 y 2052 de continuar el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, incumpliendo, por tanto, el Acuerdo de París.[1]

La producción y utilización, de las compañías de petróleo y gas, acapara más de la mitad de las emisiones mundiales, unas 17.000 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalentes al año, que están asociadas al consumo de energía, recoge un informe reciente de la organización sin ánimo de lucro Carbon Disclosure Project (CDP). El problema no radica tanto en la contaminación directa, sino en la indirecta: el 90% de la huella de carbono proviene del consumidor final, destaca el estudio como elemento clave de mejora de la sostenibilidad de esta industria, dado que la mayoría de las grandes petroleras cotizadas lo excluye de sus análisis ambientales.

Números concretos: gracias a la información obtenida a través del análisis de las huellas de carbono emitidas por 500 empresas gracias a la colaboración de The Carbon Disclosure Project y del Instituto de Responsabilidad Climática[2], se realizó un listado con 12 empresas que utilizan carbono, gas y petróleo. Considerando que emiten 8.4 billones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y la utilización de estos elementos son responsables del 22% de las emisiones globales.

Las 12 empresas juntas emiten más dióxido de carbono que Estados Unidos, Japón y Rusia en conjunto.RTCC.org hizo una lista con pequeños datos relacionadas a ellas:

1. Gazprom – 10.7%  Esta empresa Rusa, propiedad parcial del Kremlin desde su privatización en 1989, es el más grande extractor de gas natural del mundo.

2. Coal India – 7% La mina de carbón estatal de India es el mayor productor de este mineral en el mundo. Produce cuatro quintas partes del total nacional de ese país.

3. Glencore Xstrata – 6,9% El operador anglo-suizo de materias primas es la mayor compañía del mundo en el sector minero, con 220 mil millones de dólares de ingresos en 2014.

4. Petro China – 6,9% El mayor productor de petróleo y gas de Asia, Petro China, ha invertido grandes sumas de dinero en África, con proyectos en Sudán y Angola.

5. Rosneft – 6% El mayor productor de petróleo de Rusia tiene operaciones de perforación desde Siberia a Chechenia.

6. Shell – 5,8% La anglo-holandesa Shell produce 3,1 millones de barriles de petróleo al día en más de 70 países. Recientemente fue criticado por sus planes de perforación del Ártico.

7. Exxon Mobil – 5,8% La empresa americana opera desde hace 125 años. Es una de más poderosas del mundo y está detrás de uno de los peores derrames de la historia de la costa de Alaska en 1989.

8. Total – 5,1% El gigante francés de petróleo y gas emplea a más de 100 mil personas en sus diversas operaciones, y obtuvo un beneficio 8,4 mil millones de euros en 2013.

9. China Petroleum & Chemical Corp. – 5,1% La mayor refinadora de Asia, Sinopec, cuenta con más de 30 mil estaciones de servicio en el país, y tuvo ingresos de 397 mil millones de dólares en 2011.

10. Petrobras – 4,9% El engrasador estatal de Brasil ha disparado a la cima de la agenda política del país en medio de una investigación de corrupción que infligió más de 7 millones de dólares de pérdidas en 2014.

11. BP – 4,1% British Petroleum bombeó 3,2 millones de barriles al día en 2014, mientras que su huella de carbono se redujo un 36% entre 2010 y 2013, según el informe. En el 2010, un escape provocó una explosión en la plataforma petrolífera semisumergible Deepwater Horizon en el Golfo de México. Tuvo graves consecuencias ecológicas en ocho parques nacionales de Estados Unidos, afectando a unas 400 especies, entre ellas algunas en peligro de extinción.

12. Chevron – 3,6% La empresa de aceite americana la segunda más grande en este rubro en Estados Unidos, luego de invertir 40 billones de dólares el año pasado. Fue fundada en 1879 después del descubrimiento de petróleo en California.

Estos son números concretos que muestran algunas de las industrias más nocivas para el ambiente, industrias que en su mayoría, no cesaron su producción. Las medidas tomadas en el marco de la pandemia: restricción en los vuelos aéreos, cese de la actividad en algunas otras fábricas, pasteras, mineras paralizadas, restricciones estrictas de colectivos de larga, media y corta distancia, cuarentena obligatoria y aislamiento social preventivo implica que cientos, miles y millones de personas en el mundo se encuentran aislados en sus casas y no circulen en sus autos, por lo tanto las emisiones de gases tóxicos, gases de efecto “invernadero”, disminuyen de forma considerable, también el transporte marítimo; todas actividades que emanan gases tóxicos al ambiente, gases con los cuales convivimos de forma cotidiana y pasa casi de forma desapercibida, pero producen consecuencias en nuestro organismo a mediano y largo plazo. Hay ciudades que conviven con el smog de forma mucho más acentuada y es alarmante.

Pero las industrias que tienen mayor incidencia económica no cesaron y lo principal para ellos es la economía y no la salud humana, ni la salud de sus trabajadores quienes son considerados un recurso más, recursos tecnológicos, humanos y energéticos son contemplados en el mismo rango de importancia y para las grandes industrias que ponderan sus producción todos los recursos utilizados son descartables en pos de generar sus enormes ganancias, en esto se resume es el sistema de producción capitalista en la actualidad.

Convivencia en un mismo ambiente

¿Somos los seres humanos la especie más nociva para el ambiente? NO. Si conocemos brevemente la convivencia que tienen las comunidades originarias con el ambiente, nos podremos dar cuenta que no lo somos. Porque al afectar el ambiente nos perjudicamos nosotros mismos. Los efectos del cambio climático en la salud han estado entre los principales temas de discusión en los últimos años e incluyen el aumento de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, golpes de calor, problemas de salud mental, enfermedades transmitidas por vectores y desnutrición. Una parte de todos los efectos indirectos, sobre la salud es causada ​​por el aumento de la pobreza, la migración masiva y los conflictos violentos. El efecto de la pérdida de biodiversidad en la salud está mediado por mecanismos complejos. Entre ellos, la pérdida de polinizadores pone en peligro la seguridad alimentaria y nutricional.

En el marco de la situación mundial, hay avances no solo con debates sino también con algunas medidas, por ejemplo el tráfico ilegal de animales, algo que en países como China es parte de su cultura, por sus famosos platos exóticos, al generar marcos legales que regulan este tráfico de animales y prohibir algunas, se retrocede con el peligro de extinción de ciertas especies animales, saldo positivo para el ambiente. Esto no es un tema menor ya que aproximadamente, la mitad de las enfermedades infecciosas emergentes de origen zoonótico que ocurrieron en el siglo pasado fueron el resultado de cambios en el uso de la tierra, las prácticas agrícolas y la producción de alimentos

Previo a la pandemia se generó un interesante debate a nivel mundial sobre el deterioro ambiental y las acciones de los Estados respecto a regular actividades consideradas más contaminantes. La actual situación mundial hizo, por supuesto, que este debate pasara a segundo plano. Pero merece un análisis la utilización de los recursos presentes en el ambiente y las consecuencias de acciones humanas, diferenciando desde ya el peso que tiene dejar de utilizar el auto particular y dejar sin funcionamiento a las industrias más contaminantes en el mundo.

Hay avances en este plano, el compromiso generado por ejemplo en el Acuerdo de París que tiene por objeto aumentar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático y lograr que las corrientes de financiación sean coherentes con un nivel bajo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y una trayectoria resistente al clima. Para alcanzar estos ambiciosos objetivos, es preciso establecer un marco tecnológico nuevo y mejorar el fomento de la capacidad, con el fin de apoyar las medidas que adopten los países en desarrollo y los países más vulnerables, en consonancia con sus propios objetivos nacionales, y movilizar y proporcionar los recursos financieros necesarios.

Estos son acuerdos internacionales que dictan normas muy ambiciosas y requiere un concreto compromiso por parte de los Estados, invertir en energías alternativas es una línea, exigir a las empresas respetar ciertas condiciones de producción, contemplando los perjuicios que pueden generar a corto, mediano y largo plazo, al ambiente y a sus propios trabajadores.

El restablecimiento de la economía es la preocupación de todos, las vidas no se recuperarán y el ambiente solo tuvo un respiro, pasada esta pandemia retomar el curso a la “nueva normalidad” implicara replantear muchos aspectos, entre ellos la distribución versus la concentración de las riquezas, el uso descomunal de los recursos naturales, la utilización de mano de obra al menor precio, la calidad de vida de las personas, esto y mucho más.

Desarrollar la producción y el avance tecnológico en armonía con el ambiente ¿Es posible? Este es un gran debate, que merece un análisis posterior.

*Edith Liquitay. Licenciada en Biología. Docente en la Universidad Nacional de San Juan. Integrante del CIEESJ (Centro Integral de Estudios Estratégicos San Juan)

Ilustración: Ana Clara Reinhadt (IG: @aclaradibuja)


[1] Acuerdo de Paris: El Acuerdo de París se basa en la Convención y, por primera vez, hace que todos los países tengan una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor apoyo para ayudar a los países en desarrollo a hacerlo. Traza un nuevo rumbo en el esfuerzo climático mundial.

[2] https://www.thomsonreuters.com/content/dam/openweb/documents/pdf/corporate/Reports/global-500-greenhouse-gas-report-fossil-fuel-energy-sector.pdf

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