Por Paula Mañueco*
En el marco del 46° aniversario del Golpe de Estado que dio inicio a la Dictadura Militar visitamos el “Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Extermino ‘Club Atlético’”. Bajo la autopista avanzan las obras de excavación que hace veinte años empezaron con un objetivo: develar lo que el subsuelo tiene para decir sobre el funcionamiento del CCDTyE durante la dictadura genocida.
En los 46 años que nos distancian del último golpe de Estado la geografía porteña cambió en infinitos sentidos: menos adoquines, más autopistas y estaciones de subte; menos accesos libres al río. Desde el boom de los metrobuses, las bicisendas y los caminos peatonales que le dan forma a distintos “paseos” impulsados por sucesivas gestiones del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hoy nos convoca de nuevo lo que está pasando en Av. San Juan (entre Cochabamba y Paseo Colón). Aquella (casi) esquina, que tuvo su primer cambio rotundo en 1978 cuando se demolió un edificio de la Policía Federal Argentina vuelve a ser distinta para cualquier transeúnte o automovilista que circule por allí. Es que la fuerza de la Memoria mueve montañas -o taludes-.
¿De qué se trata todo esto? El CCTyE “Club Atlético” funcionó desde comienzos y hasta fines de 1977 en el subsuelo del inmueble de “Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la PFA[1]”. Corrido del mapa, oculto y paradójicamente ubicado en una zona muy transitada, el campo de concentración mantuvo cautivas alrededor de 1500 víctimas del terrorismo de Estado durante su año de funcionamiento.[2] La mayoría permanecen desaparecidas.
Toma de deuda externa mediante, la dictadura definió construir la autopista 25 de Mayo y se derribaron todos los edificios que obstaculizarían la traza de la obra. Antes de demoler éste, los grupos de tareas “trasladaron”[3] a las personas allí secuestradas. A algunas, las forzaron a desmontar la estructura del horror para reubicarla en la “nueva sede” en la que seguirían torturando, violando, robando bebés y deshumanizando un tiempo más. Del edificio de tres plantas que albergaba a “Servicios y aprovisionamiento” no quedó nada. Del centro clandestino, sí.
Después de demoler el edificio se rellenó con sedimentos y luego con tierra para apoyar la autopista. Desde que el lugar fue identificado se pensó que ahí abajo podía haber evidencia “arquitectónica y artefactual”. Definido como sitio arqueológico, siempre tuvo mucha potencia para aportar nuevas pistas que permitieron seguir reconstruyendo –junto con los indispensables testimonios de sobrevivientes- el funcionamiento del CCDTyE o identificar a otras personas que hubieran estado secuestradas ahí. Desde el año 2005 es, además, un Sitio Histórico de la CABA y actualmente forma parte de la Red Federal de Sitios de Memoria que está a cargo de la Dirección Nacional de Sitios y Espacios de Memoria.
Durante la década del `90, en pleno auge de la lucha contra la impunidad – y estando paralizados los expedientes judiciales por hechos sucedidos en la última dictadura- vecinos y vecinas del barrio de San Telmo, familiares y sobrevivientes del “Club Atlético” junto con organismos de Derechos Humanos empezaron a tomar la calle para visibilizar que en ese lugar había funcionado un CCDTyE. En el año 2002, en el marco del “Proyecto de Recuperación de la Memoria Club Atlético” se logró que comenzaran las excavaciones. Con mucho trabajo arqueológico, no sólo para excavar sino para identificar y conservar, empezaron a rescatarse objetos. Cosas que por sí mismas podrían ser insignificantes permitieron ubicar muchas piezas del rompecabezas: un par de medias, una pelotita de ping-pong, una placa de impresión fotográfica (cliché), una gorra de la PFA. Algunas familias pudieron saber que sus seres queridos habían pasado por ahí; se acallaron ruidos tortuosos de la psiquis de sobrevivientes; se observó gráficamente el contenido ideológico nazi-fascista de los represores del lugar.
Hasta ahora se había desenterrado sólo el 20%. Los hallazgos (que permanentemente son estudiados a la luz de nuevos elementos de contexto) son invaluables. Por eso una de las demandas más insistentes de quienes integran la Comisión de Trabajo y Consenso (CTyT), de les trabajadores de Sitio de Memoria y ahora también de las instancias judiciales intervinientes es que sigan las excavaciones.
El primer paso para pensar la continuidad del trabajo arqueológico y descubrir la totalidad del sótano, era correr el talud de tierra donde estaba apoyado un tramo de la Autopista 25 de Mayo, esa que hizo la empresa AUSA[4] a pedido de la dictadura. Levantar un pedazo de camino de miles de toneladas y apoyarlo en un lugar distinto para luego remover unas cuantas toneladas de tierra y llegar al nivel del piso, de la planta baja. Un trabajo tan complejo como urgente, ya que entre tantas obras que se fueron haciendo (en el marco del “Paseo del Bajo”) el suelo del terreno se fue afectando y se incrementó el riesgo de deterioro del sitio arqueológico por los movimientos del suelo. Y como lo explican las arqueólogas y especialistas en conservación que trabaja ahí “lo que se deteriora no se recupera”.
La planificación urbana popular por Memoria, Verdad y Justicia ganó una primera pulseada contra el avance indiscriminado de las obras que AUSA tiene contratadas para dar continuidad al Paseo del Bajo[5]. Mediante dos convenios firmados por la CTyC con el Gobierno de la Ciudad y AUSA (2016 y 2019), se consiguió que la empresa -que factura fortunas por las obras- asumiera la responsabilidad de seguir con la excavación. El Juzgado que investiga los delitos de lesa humanidad es veedor de que cumpla.
Los trabajos que habían asomado a fines de 2019 fueron interrumpidos sin muchos argumentos durante el primer período de la pandemia. Con empuje y dando pelea, se consiguió que reanudaran. Cada vez que se frena la remoción de tierra se genera un malestar enorme porque la quietud es sinónimo de deterioro y pérdida de información. Quienes trabajan por la Memoria y la Verdad sostienen que los pedacitos de historia recuperados de ahí (y los que vengan) son también una forma de contrarrestar el pacto de silencio que mantienen los genocidas hasta la actualidad.
Fotos: izquierda arriba: Marzo 2022. Las arqueólogas trabajan sobre una superficie que quedó descubierta al correr el talud. Izquierda abajo: Marzo 2022. Están suspendidas las visitas guiadas, pero se pelea para lograr que esté “Abierto por obra” y así mostrarle a la comunidad qué y cómo se sigue trabajando. Derecha: Marzo 2022. Cierre de la marcha de antorchas convocada por la “Asamblea Plaza Dorrego” que recorre San Telmo y culmina encendiendo la silueta.
Tantas aristas de una misma historia y con un mismo objetivo: reconstruir el entramado social que la dictadura genocida vino a destruir. Devolverle la voz a las y los desaparecidos. Duelarlos mientras sostenemos su pelea por una sociedad más justa. Saber dónde están sus restos y dónde estuvieron en cautiverio. Juzgar a los responsables de cada uno de los secuestros y torturas. Restituir la identidad de les nietes. Excavar como una forma más de reparación. Conseguir que los represores sean condenados y cumplan los castigos impuestos, que siempre parecen livianos cuando los contrastamos con su accionar genocida.
Quienes vienen poniéndole el cuerpo a semejante tarea se alegran de que la gente se arrime a preguntar “qué está pasando”. Advierten que la nueva geografía del bajo porteño también les genera entusiasmo e interpelan a difundir lo más posible esta experiencia (que por cierto es la única de estas características en el país). Porque después de veinte años de lucha se consiguió que avance la excavación y cuando se termine de correr esa montaña de tierra se vienen nuevos desafíos para sostener el proceso de Memoria alrededor del “Club Atlético”.
Fotos: Izquierda arriba: Obras de movimiento de la autopista. Foto: Archivo Sitio Memoria exCCDTyE Club Atlético. Izquierda abajo: Diciembre de 2015. Jornada por la defensa de la plaza “30 mil compañerxs”. Luis Polotto (sobreviviente, hoy fallecido) ayuda con el encendido de la silueta a Tere Castrillejo (esposa de Manuel Alberto Guerra, militante del PCR que estuvo secuestrado en el lugar y permanece desaparecido). Derecha: 24 de marzo de 2021. Luego del encendido de la silueta, desde la Comisión de Trabajo y Consenso se insiste con continuar la excavación.
Urge pensar cómo se van a garantizar los equipos de trabajo especializados (arquitectxs, arqueólogxs, conservadorxs), elementos de trabajo necesarios para el “trabajo fino”, la construcción de un espacio adecuado[6] para organizar los objetos, restaurarlos y conservarlos. En paralelo ¿Cómo va a ser el diseño paisajístico de un camino marcado a fuego por el proceso colectivo de memoria, verdad y justicia? ¿Cómo siguen los juicios a los genocidas?
En definitiva, se está moviendo el talud eso es un impulso para seguir avanzando. Como dijo alguna vez Luis Polotto (sobreviviente del Atlético fallecido el año pasado; miembro de la Comisión de Trabajo y Consenso): “Ir al Atlético significa, además de una experiencia muy fuerte, un compromiso para que se conozca lo que pasó allí, por qué ocurrió, y que quede en la memoria del pueblo; por ello entiendo que debe difundirse para que las nuevas y futuras generaciones conozcan esa etapa negra de nuestra historia y que es posible, con proyectos populares y colectivos, transformar la realidad.”[7]
La Comisión de Trabajo y Consenso del ex CCDTyE “Club Atlético” junto con quienes sostienen el “Espacio para la Memoria” (que depende de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación” invitan al encendido de la silueta en homenaje a las personas secuestradas-desaparecidas durante la última dictadura.
La cita es a las 20 hs. en el sitio y por primera vez se encenderá, en el marco de un 24/3, la nueva silueta. La anterior, hecha artesanalmente sobre el talud de tierra y que durante años iluminó las luchas, fue desmontada en forma colectiva a fines del 2021 para dar lugar a la excavación.
La convocatoria recuerda que será una oportunidad para continuar alzando nuestras voces EN CONTRA DE LAS SALIDAS TRANSITORIAS otorgadas a los represores KALINEC (alias Doctor K), AVENA (alias Centeno) y DONOCIK (alias Polaco Chico).
Finalmente, al llegar al sitio, habrá una caja de votación para la elección del nombre que le daremos a la parada del “Metrobus”, que se ubicará a metros del ex CCDTyE.
https://www.youtube.com/embed/3J_okYBUUck?version=3&rel=1&showsearch=0&showinfo=1&iv_load_policy=1&fs=1&hl=es&autohide=2&wmode=transparentObjetos con memoria del ex Centro Clandestino «Club Atlético»
***
Si sos familiar, amigx, compañerx o conociste a algún/a detenidx-desaparecidx del “Club Atlético”, y querés aportar testimonio/datos/información/fotos/documentos para el archivo de Historias de Vida, contactate con nosotros a: proyectoclubatletico@gmail.com -(011) 4307-3570.
*Paula Mañueco, abogada feminista (UNComahue).
Fuentes:
- Conversaciones que mantuve en distintos momentos con integrantes de la “Comisión de Trabajo y Consenso” del ex CCDTyE y con trabajadoras/es del Sitio de Memoria.
- Nota periodística “Correr la frontera de lo posible” disponible el 26/10/2020 en Haroldo, la revista del Conti (revistaharoldo.com.ar).
- http://memoriaexatletico.blogspot.com/p/el.html
- https://www.argentina.gob.ar/derechoshumanos/sitiosdememoria/espacios/clubatletico/ccclubatletico
[1] Policía Federal Argentina.
[2] Este CCDTyE es parte del “Circuito ABO” Atlético, Banco, Olimpo: espacios diferentes en los que tuvo continuidad un mismo grupo de represores. No todas las personas secuestradas estuvieron en cada uno de los lugares. Algunas, porque fueron liberadas antes de que se “mude” de edificio. Otras porque sus “traslados” las llevaron directamente a estar desaparecidas.
[3] Los traslados significaban la mayoría de las veces acercarse al destino final, el momento en que los represores de deshacían de los cuerpos, abriendo ausencias infinitas.
[4] Autopistas Urbanas S.A.
[5] El “Paseo del Bajo” que anunció el Gobierno de CABA hace unos años busca unir las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata. Buena parte de la obra se pensaba realizar sobre el sitio arqueológico. Debió recalcularse.
[6] Los compromisos asumidos incluyen la construcción de un edificio donde funcione entre otras cosas el laboratorio, se puedan continuar las exposiciones de objetos, etc.
[7] Tomado de un tabloide publicado en el año 2014 (disponible en el blog).