*Por Juan Pablo Alba
* Fotos: Carolina Heritier
El estallido social en Jujuy lleva un mes y todo el país mira hacia el norte. Entre balas de gomas, gases, asambleas, clases públicas, cortes de rutas, aparece un momento para la palabra. Como las puebladas de los noventa, hoy la provincia vuelve a estar en el centro de la escena nacional. Un retrato de un pueblo con memoria.
MARTES SANGRIENTO
20 de junio, día de la Bandera. El reclamo salarial en la provincia alcanza dimensiones inesperadas hasta para el propio gobierno, quien también enfrenta múltiples reclamos en contra de la aprobación, en tiempo récord, de una modificación profunda de la Constitución Provincial. La masividad de las convocatorias a movilizar es contundente.
La columna del gremio ADEP (que nuclea la docencia de nivel inicial y primaria) aparenta tranquilidad: alejada de los gases, y a dos cuadras de la Legislatura se entona el Himno Nacional y el hit “Morales Gato”.
La corrida empezó de frente: la policía buscaba despejar la zona a tiros de balas y gases, cuando en ese sector no había ningún tipo de enfrentamiento, pero necesitaban llegar al puente para poder rodear a las organizaciones que estaban del otro lado del río.
La gente empezó a retroceder lentamente, pero desde atrás un grupo de policías infiltrados como civiles empezó a tirar piedras, en una maniobra de pinzas.
El miedo hizo correr a todos subiendo la Avenida 19 de abril, pero los separadores del estacionamiento demoraron todo, y la avalancha tiró a varias personas por el piso, mientras caían piedras por atrás y balazos de goma y gases por delante. Logramos resistir, levantar la gente del suelo y continuar retrocediendo hasta la calle Balcarce.
Del otro lado, luego de que la policía cruzó el puente, se desata una masacre en la zona de la vieja terminal, y la misma policía, violentamente rompe locales e incendia vehículos, como quedó registrado en videos y fotos que se viralizaron en redes sociales: desde el feroz intento de desalojo de las Comunidades en la ruta a la entrada de Purmamamarca, el pueblo jujeño sabía que los planes políticos de Gerardo Morales, rechazados masivamente en las calles, no podrían aplicarse sin represión.
SALTAR EL CERCO
A partir de la cobertura que medios nacionales realizaron de este conflicto, la situación salarial de la provincia se convirtió en tema de agenda nacional: la docencia peor paga del país fue la punta del iceberg que permitió develar la profunda desigualdad social que caracteriza a estos pagos (más del 60% de pobreza, índices inflacionarios mensuales más altos que el promedio nacional, escasa disponibilidad de trabajo genuino en el sector productivo, concentración monopólica de la riqueza local, endeudamiento creciente del Estado provincial, etc.)
El control de la información mediante pauta, prebendas, concentración mediática y un discurso confeccionado al milímetro para la construcción de un “enemigo interno”, son moneda corriente en este rincón del mundo, hasta que el déficit salarial marcó un punto de inflexión que arrastraba reclamos negados desde hace más de ocho años en la provincia: por las malas, el Gobierno provincial, tal vez comprenda, que intentar barrer los reclamos sociales bajo la alfombra del tiempo, acarrea siempre sus consecuencias historias.
EL EMPERADOR DE LA POBREZA
Según el Gobernador, haber ganado en mayo las elecciones con la candidatura de uno de sus delfines con más del 50% de los votos le brindó “una espalda democrática” para consolidar la reforma parcial de la Constitución Provincial. Pero… ¿qué sucede si esa premisa es falsa, y en realidad, el Emperador está desnudo, pero nadie de su entorno se anima a decirlo o ni siquiera lo pueden ver?
De la población total habilitada para votar, Morales obtuvo el 32% de los votos, lo que representa un 23% del total de la población de la provincia, habiendo disminuido su caudal de voto en relación a elecciones anteriores. Sin embargo, la forma de narrar públicamente los balances políticos, lleva al oficialismo a sólo considerar los votos válidos, que no tienen en cuenta el ausentismo, votos impugnados, nulos, etc., que también expresan un ánimo político y social, aunque suelen ser subestimados como indicador por analistas y consultoras.
Previo a la pandemia, ya desde la detención arbitraria de Milagro Sala, el gobierno de Jujuy fue instalando un régimen de criminalización de la protesta social a través del anticonstitucional Código Contravencional, la creación de un Ministerio Público de la Acusación (nótese la nominación sin eufemismos: el gobierno creó un área para-judicial con la finalidad de fabricar acusaciones), además de haber realizado cambios sustanciales en el Superior Tribunal de Justicia, dotándolo de ex funcionarios y militantes radicales, para asegurarse el total control de los asuntos legales en esta región.
Paralelamente, Gerardo Morales fue incorporando el gerenciamiento de nuevos negocios en la provincia (marihuana medicinal, agua, litio, productos locales, turismo, industria audiovisual, empresas de servicios, obra pública, espectáculos artísticos, etc.) casi al mismo ritmo vertiginoso en que familiares, amistades y socios de la oposición fueron copando lugares clave en la estructura del Estado.
Así, el enriquecimiento de un sector oligárquico ligado a la concentración de la tierra y el monopolio industrial en la región acumuló riquezas durante el periodo a costa del empobrecimiento general, la persecución de la dirigencia gremial y social, el armado de causas, la división y cooptación de gremios y dirigentes y la discreción en el actuar de la justicia local.
Los conflictos que dieron fuerza a los reclamos de profesionales de la salud durante la pandemia y que continúan hasta hoy, fueron develando las falencias de una gestión oficial que se centró en el autoritarismo, la inexistencia de paritarias y la aplicación de un ajuste a un tono aún más profundo que el efectuado por el Gobierno Nacional.
El marco para un estallido social estaba pintado: sólo faltaba el fósforo que encendiera la mecha, y el conflicto salarial docente fue ese detonante (principalmente impulsado por la recuperación de la conducción gremial del CEDEMS, que nuclea profesionales de la Educación Media).
JUNTOS POR EL LITIO
En Jujuy Morales miente, la mayoría de la prensa miente y encubre, funcionarios, militantes radicales y sus socios dentro de la propia oposición difaman y desparramando sus teorías conspirativas en las redes y los medios: todo esto se trataría de un intento de Golpe de Estado por parte de la izquierda y el kirchnerismo, Milagro Sala y todo el archiconocido discurso de criminalización de la protesta social.
En ese camino, la cúpula del PJ decidió dar los votos necesarios para que la reforma se apruebe, mostrando que quien gobierna Jujuy actualmente es una presumible asociación ilícita que podría denominarse “Juntos por el Litio”: un pacto de clase para garantizarse la hegemonía en la gestión de los millonarios recursos que esta tierra de colores alberga bajo su superficie.
Nada de lo que pasa en Jujuy puede entenderse al margen del Litio: es el oro blanco quién les alimenta su sed de acumulación de riquezas y conservación de privilegios sociales. A ese orden desigual, que intentan conservar inalterable en el tiempo, el oficialismo y sus usinas ideológicas lo llaman “Paz Social”.
En ese sentido, el comunicado del Área de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy, afirma que esta reforma busca instalar “un marco de protección legal para una estructura social profundamente desigual que violenta derechos básicos como ser el acceso a la alimentación, la salud y la educación de calidad, haciendo imposible, en dichas condiciones, cualquier intento de pacificación: en un pueblo inmerso en tan profundas asimetrías de poder, no hay paz social posible”.
¿POR QUÉ UNA REFORMA?
La Marcha de Antorchas estaba prevista para el jueves a la tarde (día anterior a la anunciada aprobación de la reforma), y otra vez prometía concentrar más de 30.000 personas en las calles, que desde distintas convocatorias unificadas bajo la consigna “arriba los salarios, abajo la reforma”, empezaban a volverse cotidianas.
El viernes, se esperaba que temprano arribaran a la ciudad las Comunidades Indígenas Originarias que venían caminando desde la Puna, un evento histórico al que llamaron “Tercer Malón de la Paz”.
Eran cerca de las 19 horas, y se rumoreaba que el gobernador había planificado adelantar la votación de la reforma para esa misma noche: “difícil, si casi no hubo tiempo de discutir los artículos”, pensaban algunos constituyentes que ya habían renunciado a sus bancas denunciando el carácter antidemocrático de todo el proceso.
“Ya se aprobó”, se empezó a rumorear, y la bronca recorrió las calles y las redes sociales, al punto de iniciarse los primeros piquetes por parte de las Comunidades, organizaciones sociales y algunos gremios, tanto en las rutas principales hacia el norte como hacía el sur, desde La Quiaca hasta Libertador General San Martin.
¿Qué llevó a Gerardo Morales a apurar la aprobación de una Reforma Constitucional ante tan evidente muestra de rechazo popular? ¿El “moño final” de qué proceso político representa?
Los ocho años de gobierno de Gerardo Morales coinciden con un cambio en la composición de las clases dominantes, dónde al ya conocido entramado de dominación que representa el complejo empresarial Ledesma, se le suma el peso del lobby minero con la explotación de Litio a la cabeza.
Personajes reciclados del menemismo noventista como “el Zar del Litio” Manzano, se entrelazan en negocios y acuerdos con apellidos como Morales, Rivarola, Jenefes, Larreta, Massa, Bulrrich, para “explotar en paz” un recurso que mueve unos 70.000 dólares por tonelada.
Más allá de las válidas consideraciones y las correspondientes objeciones legales a la reforma, su impugnación también puede realizarse desde el punto de vista de la intencionalidad política de la misma y de su aspecto filosófico esencial: la imposición de esta reforma anticonstitucional representa para el oficialismo la consolidación a nivel superestructural de una política de saqueo y persecución, que requiere para garantizar su efectividad, un anclaje legal de rango constitucional, guiado por un paradigma de humanidad de tintes autoritarios, excluyentes y fascistas, que evidentemente, tienen efectos concretos en la performatividad de una cotidianidad opresiva con fuerte impacto en la construcción de la subjetividad de quienes habitamos este rincón del planeta.
LAS COMUNIDADES DE PIE EN LUCHA
Las piedras sobre la ruta eran enormes, y estaban atravesadas por sólidas estructuras de hierros: verdaderas barricadas típicas de un escenario de guerra. Era justo mediodía, y el paso de la ruta de Purmamamarca que se habilita cada seis horas, estaba libre. Un alto porcentaje de quienes circulaban acompañaban con bocinas y saludos la lucha de las Comunidades, que estaban aprovechando el momento para acercarse a la olla popular, o cantaban sus coplas al costado de la ruta, o paseaban chivos por las viejas vías del tren: al altiplano más profundo se había apropiado del paisaje, tan usado para la explotación turística durante estos años.
“No tenemos nada que perder: el agua contaminada ya nos está generando problemas con los animales, que nacen con problemas en los huesos, las crías no pueden pararse bien, no pueden pastar, y se nos mueren”, relata una de las doñas de las Comunidades del interior, que bajaron a los valles específicamente para expresar su rechazo a la reforma.
Lo que está de fondo en la discusión es el uso y tenencia de la tierra, y obviamente, el control de los recursos que la Pacha alberga, para lo cual las Comunidades ya tienen una forma histórica de relación no basada en la explotación depredatoria del ambiente, sino anclada en una lógica de armonía comunitaria que hace más de 500 años sostienen aún a pesar los múltiples intentos de exterminio físico y cultural perpetuados en la región por parte del propio Estado: “el miércoles 6 de julio, el 3º Malón de la Paz inicia un corte total en el cruce de las rutas 9 y 52 en Purmamarca. El objetivo es: Abajo de la Reforma, Arriba las Wiphalas, Arriba los Derechos. Y la renuncia del gobernador”, afirma el último comunicado de las comunidades socializado por las redes.
“Es imperativo que los Gobiernos nacional y provincial se dispongan a dialogar con el 3º Malón de la Paz. La lucha indígena de hoy anticipa el escenario de las luchas futuras del país, en defensa de los Derechos Humanos y de la Pacha, así como de la soberanía territorial y la libre determinación de los pueblos”, finaliza.
EL AGUA VALE MÁS QUE EL LITIO
“Cubrite los ojos con el brazo, están tirando a los ojos, como en Chile y Bolivia”, se escuchó decir en la primera línea del combate callejero contra la policía: ¿no resulta curioso que, en los últimos años, justo estos tres países que concentran una de las mayores reservas del Litio del mundo, hayan atravesado violentos procesos represivos de reorganización política? En Bolivia, los mismos sectores de clase y con un alto grado de coherencia ideológica con quienes hoy gobiernan Jujuy, perpetuaron un Golpe de Estado, que fue derrotado por la lucha popular, por idénticos motivos: el control político del oro blanco.
En un contexto mundial de crisis y disputa profunda por los recursos naturales y la explotación de mano de obra, EEUU, China, Rusia, Canadá y países de Europa buscan reorganizar geo-estratégicamente sus fichas en el tablero del reparto/saqueo mundial de las riquezas.
En ese marco de disputas interimperialistas, la humanidad se encuentra ante el desafío de construir proyectos colectivos que representan modelos antagónicos de mundo, de posibilidades organizacionales disímiles en cuanto a las condiciones concretas de existencia se refiere: “este no es el único mundo posible… podemos también optar por paradigmas pensados desde nuestra condición Latinoamérica, que ante el paradigma occidental de la ganancia y la explotación, le oponga el paradigma de la vida, de la organización comunitaria, como enseñan nuestros pueblos”, afirma el reconocido filósofo Enrique Dussel, en referencia a la situación mundial post-pandemia.
¿Puede ser la vida comunitaria un ejemplo ancestral desde el cuál pensar un modo diferente de entender nuestra relación con la tierra, con el territorio, con los recursos naturales y los vínculos afectivos? ¿Estas experiencias emancipatorios no nos acercan, acaso, a formas organizacionales más socialmente justas e igualitarias? Jujuy pareciera, ahora sí, en lo que refiere a maneras de enfrentar el despojo y defender nuestra soberanía, un norte a seguir.
UN HERVIDERO EVIDENTE
“Amenazan con que nos van a descontar del sueldo si reclamamos… ¡para lo que cobramos! Mucha diferencia no hay”, comenta una maestra en medio de la enorme movilización que copa la noche jujeña: “pero si cobramos un millón de pesos, dijo el Gobernador… Mira cuánto hay aquí: yo soy un millón, vos otro millón, allá otro millón… ¡es la marcha de millonarios más grande del mundo! Por eso debe ser que nos mandan la policía: para cuidarnos”, agrega irónicamente otra colega.
Después de un mes, con sus ideas y vueltas, y a pesar del régimen de terror policial instalado en la provincia, este laboratorio de la Argentina que vendrá, otra vez da muestras de reorganización de las fuerzas populares, que aún incipientes, dejan entrever un panorama con clima social ascendente, en el que se endurecen las medidas y paulatinamente maduran los centros coordinadores que intentan organizar, en lo político y lo práctico, una serie de focos de reclamos que se hacen cada vez más evidentes y masivos: tomas de escuelas, cortes de ruta, enfrentamientos con la policía, movilizaciones masivas, acampes en el Ministerio, festivales artísticos, trabajo territorial, clases públicas, espacios de discusión y estudio, presentaciones legales ante las aberrantes violaciones cotidianas a los Derechos Humanos, movidas artísticas y culturales, etc. configuran amplios frentes de lucha, donde la Multisectorial contra la Reforma, el Tercer Malón de la Paz, las Organizaciones Sociales, los Organismos de Derechos Humanos, la Asamblea del Pueblo Contra la Reforma, el Frente Piquetero, las Organizaciones Territoriales, Grupos de Artistas, Asociaciones Gauchas y Campesinas, Centros de Estudiantes, Redes Solidarias de Contención y Abastecimiento, Comandos Virtuales de Propaganda y Difusión Audiovisual, etc. van uniendo esfuerzos materiales e intelectuales en un camino común: el rechazo a la reforma impuesta por Gerardo Morales.
Ante esta situación, el gobierno decidió en los últimos días convocar a marchas oficialistas promoviendo el enfrentamiento entre civiles como táctica represiva, como lo hicieron Camacho y Añez en Bolivia, organizando grupos para-policiales. Así avanza en sus planes este sector de las clases dominantes que busca nuevamente dirigir los destinos del país: ensayando la aplicación de modelos extractivistas represivos, de corte neoliberal, que tanto agradan a quienes integran el sector más reaccionario de la derecha argentina.
En Jujuy, la tensión social se respira en el aire y copa todas las charlas entre colegas, familiares y amistades. Nadie sabe a ciencia cierta cuál será la próxima chispa que incendie nuevamente la pradera, aunque tenemos una certeza: acá hay un pueblo que no se rinde, con historia y tradición de lucha, que, además, con la determinación de las Comunidades indígenas como brújula, hoy se atreve a construir los cimientos de un futuro colectivo que teje su historia a contramano de la lógica hegemónica e individualista de la ciega ley de la ganancia.
Juan Pablo Alba: es docente, periodista y escritor, integrante de la Asociación de Filosofía y Liberación. Trabaja en la Universidad Nacional de Jujuy y de forma independiente en diferentes medios.
Fotos: Carolina Heritier es Fotógrafa, nació en Buenos Aires y vive en San Salvador de Jujuy.
Estudia Comunicación Social y realizó Diplomatura en Fotografía Social: La Cámara como Herramienta de Investigación Social (UBA). Trabaja en fotografía y en generación de contenido para redes sociales y se especializa en fotografía documental.
En su trabajo refleja las costumbres, tradiciones , cultura y la riqueza de la vida andina, en sus distintas representaciones. Mail: carolinaheritier@gmail.com
Instagram: @carolinaheritier Facebook: Carolina Heritier Contacto: 388- 155826522
2 respuestas en “Jujuy arde: salarios, reforma y proyectos de mundo”
Excelente y muy necesario. Escribo desde acá, mi Jujuy, donde gran parte de la población apenas rasca la superficie del conflicto. El sentido en disputa se esclarece cuando se corren las máscaras y se vislumbran intenciones. Gracias Juampi! Gracias Lanzallamas!
Excelente artículo! Quisiera conocer los créditos de las fotos.