Por Gustavo Gutscher (@gus_guts)*
La pandemia de Covid-19 incentivó la escritura de una infinidad de artículos que interpretan el presente y el porqué de la proliferación del virus. Algunos incluso se animan a vaticinar futuros pos pandemia. Señalan que lejos de verse amainados por la pandemia, los conflictos entre países se ven acentuados en la puja por adquirir insumos médicos y por la creación de una vacuna o medicamento que permita paliar el avance del virus.
Son diversos los autores que como Sandro Mezzadra (2020) resaltan dos o más modelos de abordaje de la pandemia. Podríamos pensar que por un lado se encuentra el modelo Estados Unidos, que mostró a las claras una subestimación del alcance de la pandemia en su territorio, donde ya se superan las 100.000 muertes; dilató la implementación de la cuarentena para garantizar la continuidad del funcionamiento de la economía; y sostuvo un sistema de salud, que ya demostraba ser ineficaz y desigual antes de la llegada del Covid-19, sin aplicar ningún paliativo.
Por otro lado podemos ubicar el modelo China, en donde la salud se presenta como valor máximo a defender; por lo que el Estado refuerza el sistema de salud con grandes inversiones en la construcción de hospitales e insumos médicos. Se aplican de medidas de cuarentena que atentan con derechos individuales básicos y extienden el alcance de los sistemas de seguridad y vigilancia. Las medidas se llevan a cabo, siendo conscientes que van en detrimento de la economía. Podríamos pensar que entre estos dos modelos se posicionan –en un continuum- los diferentes países.
Pero la pandemia de Covid-19 no sólo afectó la política doméstica, sino también la proyección internacional de los Estados, sobre todo de las grandes potencias. Acusaciones cruzadas sobre la supuesta implantación del virus; sobre la eficacia de los métodos de prevención; y por la carrera hacia la obtención de una vacuna que permita terminar con la pandemia, fueron atizando la trifulca preexistente entre Estados Unidos y China. Sumado a esto, las organizaciones internacionales y multilaterales de todo tipo (ONU, Cruz Roja Internacional, G7, G20, FMI, OTAN, Banco Mundial, OMC, etc.) no han estado a la altura de la tragedia, por su silencio o por su incongruencia (Ramonet, 2020); revalorizando el rol de los Estados.
La confrontación entre Estados Unidos y China no es para nada nueva ni mucho menos es nata de esta pandemia, pero si se tensó aún más en estos tiempos. El presidente Trump no escatimó en ataques directos e indirectos que apuntan hacia el origen y el tratamiento del virus (“virus chino”); en disputas acerca del papel de la OMS, acusándola de “prochina” para luego disponer retirarse de ella y desfinanciarla. La salida propuesta de Estados Unidos, entonces, apunta a salvar su propia economía de un enemigo bacteriológico introducido por China en un mundo anárquico.
EL presidente chino, Xi Jinping, en cambio desarrollo una diplomacia de barbijos que le permitió mejorar su reputación en ciertos países mediante su ayuda humanitaria otorgada a 89 países1 y la renegociación de préstamos, sobre todo en países latinoamericanos2. China continuó con su política internacional basada en los Ocho Principios para la Ayuda Económica y la Cooperación Técnica para otros países3, de entrega de ayuda con respeto a la soberanía de los países.
La afirmación de Evo Morales de que China había ganado la tercera guerra mundial sin disparar da un indicio de lo que se esta discutiendo4. En un principio parece al menos apresurado determinar que China ha dado el golpe de suerte a la EE.UU.. Sí, resaltamos que la pandemia demostró la crisis de hegemonía en el cual nos encontramos.
América Latina puede pensarse como un territorio de disputa entre ambos países. China ingresa con fuerza luego del “No al ALCA” (Área de Libre Comercio de las Américas), ocurrido en la IV Cumbre de las Américas de 2005. Este posicionamiento fue presentado de manera conjunta por los dos países con más peso de la región (Argentina y Brasil) y Venezuela, contra la propuesta de Estados Unidos. Esta negación a un organismo liderado por la potencia norteamericana puede entenderse como una apertura de iniciativas de relaciones del carácter intra e inter regional alternativas a la órbita de Estados Unidos y “fue casi indiscutiblemente una condición facultativa en el empeño de China de establecer acuerdos bilaterales” (Ellis,2016:34).
China fue tejiendo alianzas estratégicas integrales con algunos países de la región – Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela-5 presentándose como una contrapartida a las alianzas con Estados Unidos por su respeto a los Ocho Principios para la Ayuda Económica y la Cooperación Técnica para otros países. La impronta china es de gran atractivo para países latinoamericanos con un vívido recuerdo de las crisis por deuda y la presión de los organismos de crédito para aplicar políticas de ajuste.
A su vez la región inviste una complementariedad comercial con China muy fuerte. El país asiático posee un gran apetito de alimentos y energía para lograr sus objetivos de tener una industria moderna hacia el 2030 (Lechini y Dusort) y de posicionarse entre los primeros puestos mundiales (Moneta). Y a comienzo de siglo divisó en la región un mercado con capacidad de abastecerlo de productos primarios. Del mismo modo, América Latina encuentra una gran posibilidad de viraje de su comercio y de entrada de divisas. El aprovechamiento de este punto se denota al situarse el país asiático como uno de los principales socios comerciales de la región, y el principal para muchos países.
Para Argentina, China es el segundo socio comercial -luego de Brasil-, aunque ante la situación de pandemia y los nuevos acuerdos con el país asiático, lo catapultaría a ser el principal punto comercial argentino hacia el final del 20206.La diplomacia de barbijos es bien recibida por el gobierno de Alberto Fernández, que con diferentes de mostraciones muestra un alineamiento cada vez más cercano a China7.
Es por ello que nos parece interesante aportar tres casos para sumar para entender esta nueva etapa. El primer en el 20010, se da en Argentina durante el gobierno de Cristina Fernández –actual vicepresidenta-; el segundo, venezolana, data del mismo año; y el tercero del 2015, también en Argentina, pero durante el gobierno de Mauricio Macri.
Primer Caso
Medidas antidumping
La interacción China-Argentina se presenta complementaria a una Argentina del Siglo XXI, en donde ambos países sostienen un desarrollo autónomo y soberano, la no intervención en cuestiones internas, el apoyo mutuo en temas de interés nacional –léase Malvinas y Taiwán-, el equilibrio de las relaciones comerciales, mediante la inserción en valor agregado, el encadenamiento productivo, el apoyo financiero y un fortalecimiento científico de ambas partes en clave Sur-Sur.
Estos principios esperanzadores en términos desarrollo soberano, permiten proyectar una relación bilateral favorable e industrializadora para la Argentina. Pero si nos permitimos analizar el comercio entre ambos países desde el comienzo de la relación 1972 a 2014, la relación comienza a tener relevancia económica desde fines de la década de 1990, posicionándose China entre los primeros cinco puntos comerciales del país. Es recién hacia 2007 que el país asiático escala hasta ser segundo socio comercial –sólo superado por Brasil- y ahí se sostuvo durante todo el gobierno de Cristina Fernández.
La relación comercial históricamente presentó ciclos de déficit y superávit. Desde el 2008, se sostiene un gran déficit contra Argentina que acumula 54.386 millones de dólares, siendo la etapa más desigual en términos comerciales. (Ver tabla 1).
Rubro | 2008 | 2009 | 2010 | 2011 | 2012 | 2013 | 2014 | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 |
Exportaciones | 6.397 | 3.668 | 5.799 | 6.173 | 5.165 | 5.762 | 4.650 | 5.387 | 4.669 | 4.606 | 4.497 | 7.053 |
Importaciones | 7.104 | 4.823 | 7.649 | 10.573 | 9.952 | 11.312 | 10.761 | 11.861 | 10.487 | 12.331 | 12.092 | 9.267 |
Comercio total | 13.501 | 8.491 | 13.448 | 16.746 | 15.117 | 17.074 | 14.411 | 17.248 | 15.156 | 16.937 | 16.589 | 16.320 |
Balance Comercial | -707 | -1.155 | -1.850 | -4.400 | -4.787 | -5.550 | -6.111 | -6.474 | -5.818 | -7.725 | -7.595 | -2.214 |
Total período | -54.386 |
Tabla 1: Comercio argentino-chino (2008-2019) (millones de dólares). Fuente: INDEC.
Estos resultados comerciales ponen en jaque los principios de equidad comercial que bregan alcanzar los acuerdos bilaterales sucedidos en este período, pero para ahondar más en las relaciones comerciales entre estos países, analizamos el carácter del intercambio. Sobre todo para dilucidar qué ocasiona el sensible aumento del déficit hacia el 2009 y su crecimiento en los años posteriores. Porque, si bien la caída en el comercio total y de las exportaciones argentinas pueden haberse visto afectadas por el impacto inmediato en las importaciones chinas de la crisis mundial del 2008; no explica que siga aumentando los años posteriores. Para analizar ello, acudimos a un análisis de las exportaciones argentinas (ver gráfico 1) por conglomerado. Cabe aclarar que para formarlo tuvimos en cuenta el total de las exportaciones y los cuatro rubros más exportados.
Gráfico 1: Exportaciones argentinas en miles de dólares. Fuente: Aladi.
Los números evidencian que los principales productos exportados durante este período eran porotos de soja, aceite de soja y petróleo. Al contrario de lo estipulado no encontramos un crecimiento en el peso específico de los productos con contenido de valor agregado. Por el contrario, el poroto de soja sin procesar incrementó su peso relativo contra el aceite de soja. Aquello se debe a medidas antidumping aplicadas por China en 2010 contra el aceite de soja. Los valores de exportación de este producto, si bien fueron aumentando progresivamente en los años posteriores, nunca se volvió a los niveles anteriores al 2009.
Como explica Oviedo (2012), si bien las medidas de antidumping aplicadas por China argumentaron causas técnicas ante la calidad de parte del aceite de soja exportado por Argentina; deben entenderse como una búsqueda de contrarrestar déficits en su balanza comercial proocado por la caída de sus exportaciones pos crisis del 2008. Las perdidas, entonces, fueron trasladadas a gran parte de los países de América Latina mediante la aplicación de este tipo de medidas a sus exportaciones. Siguiendo al autor, también es necesario comprender los intereses chinos de concentrar la industrialización del poroto de soja, para asegurarse empleos, impuestos y valor agregado.
Es necesario comprender el carácter disciplinario de estas medidas en la búsqueda de China de reforzar el carácter desigual de la relación con Argentina. Y ese esfuerzo lo efectúa en una de las ramas productivas en dónde las asimetrías son menores. China hace valer con estas medidas su rol de gran potencia, deteniendo el desarrollo en el sector del procesamiento de aceite. Por último, es necesario resaltar que las importaciones argentinas desde China sí son productos con valor agregado, principalmente relacionados con reactores nucleares, material electrónico, glifosato y vehículos y autopartes8.
Segundo caso
China y el oro negro venezolano
Si bien el proceso político progresista que se sucedió en Venezuela comienza antes (1999) que el kirchnerismo en Argentina (2003), se puede exponer un modelo similar al anterior. Venezuela también es un gran productor de commodities –principalmente petróleo y minerales- y también responde a una relación de dependencia con Estados Unidos. Pero tanto por posición geopolítica como por la impronta de sus elites locales, la relación con el país norteamericano es algo más distinguida que la que sostiene Argentina.
Existe un conflicto histórico debido al gran peso que Estados Unidos posee sobre las exportaciones venezolanas y al abastecimiento que el país norteamericano presta de elementos esenciales de consumo. Conflicto que se agudiza en el “caracazo” de 1989 contra la aplicación del plan económico recomendado por el Fondo Monetario Internacional anunciado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez9. Este conflicto puede tomarse como hecho fundacional y formativo de una oposición que llega al poder con Hugo Chávez diez años después.
El triunfo electoral de Hugo Chavez y su llegada a la presidencia de Venezuela, lejos de amainar los ánimos del movimiento, lo muestra cada vez más confrontativo a Estados Unidos. En el año 2002, se recrudece el altercado, y Venezuela concibe al país norteamericano como un enemigo, cuestionando severamente al establishment económico y financiero transnacional, al tiempo que intentó impedir la implantación de un área de libre comercio continental en los términos promovidos por Estados Unidos. (Russell y Tokatlian, 2009: 232).
El “No al ALCA” del 2005 tiene un impacto especial en Venezuela, porque logra cimentar un apoyo de peso en Sudamérica para su oposición política a la injerencia comercial de Estados Unidos en la región. Esta especie de “frente de contención” al avance comercial del país norteamericano en la región, le fue como un pulmón para llevar a cabo una política confrontativa hacia Estados Unidos. Con iniciativas de estrategias intra e inter regionales como el Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Es en este contexto es que toma relevancia la relación entre China y Venezuela. Del lado venezolano hay intereses en garantizar la viabilidad del chavismo mediante fondos a corto plazo, de ayuda para extraer las materias primas venezolanas, en la diversificación de los mercados de exportación de Venezuela, en crear proyectos simbólicos para el consumo nacional y en servir como un proveedor alterno de productos militares de segundo nivel ( Ellis, 2016: 35).
A su vez el gobierno chino cuenta con intereses sobre su par venezolano. Sobre todo ganar el acceso a productos básicos, la venta de productos chinos en sectores de importancia estratégica y de valor añadido más elevado y mantener espacios políticos y económicos estratégicos en las Américas en los que China pueda operar. Además de acercarse al principal opositor de Estados Unidos en la región.
Siendo que al igual que los demás países sudamericanos, Venezuela tiene una matriz productiva basada en la extracción de materias primas, también se vio afectada por la caída del precio de los commodities y sobre todo del petróleo a fines del 2008. China comprendió que era el momento apropiado para insertarse de manera contundente en el país, concretando –al igual que Argntina- el status de “alianza estratégica”. Al analizar los objetivos chinos, comprendemos que la solución esconde una relación de mayor asimetría que la relación que antes analizamos entre Argentina y el país asiático.
La inserción china se manifiesta de forma activa en las explotaciones de petrolera y minera mediante empresas chinas o china-venezolanas –petrozumano-, dirección hacia donde van gran parte de los préstamos e inversiones chinas. Prestamos que en gran parte son devueltos, ante la falta de divisas, con petróleo extraído de esos mismos pozos que extraen capitales chinos. Es decir, China asegura su inversión ante cualquier inestabilidad venezolana.
Además, los préstamos se encuentran condicionados a la importación por parte de Venezuela de ciertos productos chinos con valor agregado, es así que el país sudamericano cubre su necesidad de productos con valor agregado y militares. A su vez se promueve la creación de empresas conjuntas para otro parte de los mismos.
Por último, es de destacar cómo gran parte de sectores estratégicos son condicionados por estos acuerdos. Tanto la minería, como la industria petrolera, la aeronáutica, el armamento militar y el sector bancario. Como señala Busso “China ha invertido en Venezuela unos USD 56.000 millones a través de distintos fondos conjuntos. De ese total, 45.000 millones fueron aportados por el Banco de Desarrollo de China y los otros 11.000 millones por el Fondo de Desarrollo Nacional. Con ellos se han impulsado 245 planes estratégicos de gran magnitud en los sectores de industria, petróleo, minería, vivienda, transporte terrestre, acuático y aéreo” (2017: 147).
Entonces, puede entenderse que China generó en Venezuela una especie de sistema circular de primarización: en China otorgó préstamos para el financiamiento de proyectos mineros o petroleros acordados a empresas chinas –con mayoría estatal-; estas empresas extrajeron los recursos; estos recursos se exportaron en crudo –y dejaron de procesarse en origen-; y mediante estos recursos se devolvieron estos préstamos en momentos en el que el gobierno venezolano no contaba con divisas para hacerlo. Un sistema que funciona más de resguardo del extractivismo que como incentivo a la desarrollo venezolano.
Por último, desde el plano geopolítico, es posible comprender el apoyo chino dado el peso simbólico que Chávez representaba para el progresismo y sectores de izquierda latinoamericanos. El entonces presidente venezolano se presentaba abiertamente opositor al gobierno estadounidense, siendo una especie de estandarte de esta confrontación.
Tercer caso
Políticas de Estado
“Yo también creo que también la adopción del Plan de Acción Conjunta 2014-2018, la firma de esta asociación integral pasa a conformar la relación entre China y Argentina en una verdadera política de Estado.
Ya no es una política de un gobierno, sino que es la política de un Estado que asume que hay un nuevo marco en las relaciones internacionales – afortunadamente- y que la aparición de nuevos actores, que modifica ese escenario internacional es provechoso para todos” (Fernández de Kirchener)10
Así se pronunció la entonces presienta Cristina Fernández de Kirchner luego de la Firma de convenios con la República Popular China durante 2014. Entre los convenios se destacan dos proyectos de gran importancia estratégica y económica: el Proyecto de Rehabilitación del Ferrocarril Belgrano Cargas (por un monto superior a USD 2.470 millones) y el de los Aprovechamientos Hidroeléctricos del Río Santa Cruz –represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Cepernic- (por USD 4.700 millones, que luego de ser revisado fue de USD 4.000 millones). Estos eran los principales proyectos de infraestructura que China desarrollaba por fuera de su país. A los que se sumó en el 2015 la construcción de la Central Atómica Atucha III (por una suma aproximada a los USD 5.000 millones).
En estos convenios se incorporan cláusulas Cross Default similares a los aplicados en Venezuela, con los que se enlaza el otorgamiento de toda la línea de créditos chinos a la concreción de las represas hidroeléctricas en el Río Santa Cruz. Los créditos eran de gran importancia dada la necesidad de divisas y la dificultad de obtener financiamiento internacional de Argentina.
La llegada de Mauricio Macri a la presidencia en 2015 hizo tambalear la concreción de los convenios firmados hacia el final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Aún antes de asumir su cargo, envió una carta al embajador chino en Argentina Yang Wanming en donde se alertaba de la inconstitucionalidad de los proyectos que nombramos anteriormente así como de la instalación de la Estación de Espacio Lejano en Neuquén 11. Se alegaba además de que pretendía investigar a la empresa argentina adjudicataria de las obras – Electroingeniería- para disipar cualquier acto de corrupción.
Y es entonces cuando el gobierno de Macri se encontró en un dilema. Por un lado, quería realizar un ajuste presupuestario en la obra pública y avanzar en la denuncia hacia una empresa muy cercana al gobierno anterior; y por el otro, tenía la necesidad de continuar con los créditos otorgados por China para hacer frente a la falta de divisas. Por su parte, el gobierno chino se “dio cuenta de que las contradicciones internas de Argentina afectaban el ámbito diplomático y que la revisión de estos acuerdos y el malestar del gobierno de Mauricio Macri “apuntaba hacia el anterior gobierno y no a China”” (Oviedo, 2017).
La baja capacidad de maniobra con la que contaba el gobierno lo llevo a la renegociación del acuerdo en algunos de sus puntos sin despreciar la construcción de las represas como piedra angular. No le era factible, entonces, permitirse rechazar créditos y swaps provenientes de China. Aun cuando en años posteriores se ejecutaron políticas de apertura a otros mercados de crédito prevaleció esta necesidad de divisas del país asiático.
Conclusión
Desde la asunción de Alberto Fernández a la Presidencia se han dado señales de buenas relaciones con la República Popular China. Empezando con gestos simbólicos como la carta entre el Partido Justicialista y el Partido Comunista Chino, enviando su apoyo ante la aparición del coronoavirus en su país12; pasando por la ayuda humanitaria que China envió a Argentina con una calcomanía particular, en donde se estampaba la frase más conocida del Martín Fierro “Los hermanos sean unidos…”13; hasta llegar a avances diplomáticos como el nombramiento de Sabino Vaca Narvaja como segundo en la embajada argentina en China. Muy allegado a la concepción que Cristina Fernández de Kirchner tiene sobre China, Vaca Narvaja anunció la apertura de un nuevo consulado en Chengdu o en Chongqing y la intención de fomentar la exportación de carne y de integración entre entidades de alta tecnología14.
Hoy la frágil situación financiera y la falta de divisas es aún mayor que en el 2015. El Banco Central de la República Argentina cuenta con 130.000 millones de yuanes (una cifra equivalente a USD 18.600 millones) en swaps, representando el 41% del stock de sus reservas brutas. Cabe preguntarse si el camino a desandar seguirá siendo el de solventar el déficit comercial -que se tiene principalmente con China- con más swaps atados a proyectos de infraestructura; o si la relación entre ambos países permitirá e incentivará la incorporación de valor agregado a las exportaciones argentinas.
En los últimos días, mucho se habló de la empresa Vicentín y las grandes cerealeras exportadoras desde Argentina. Las más grandes de ellas son de capitales foráneos y los anuncios de expropiación de la empresa argentina presenta la posibilidad de un mayor control sobre la producción y la exportación de granos y oleaginosas en Argentina. Hay quienes se atreven de vaticinar un posible nexo entre Vicentín y la agroexportadora china COFCO, como Néstor Restivo que llevaría a una mayor presencia en el sector. Pero más allá de las especulaciones, cabe preguntarse si lo que se buscan son herramientas para la soberanía de divisas y comercial que tanto coacciona las decisiones en política exterior, o la profundización de un modelo ya conocido.
*Gustavo Gutscher, estudiante de Ciencia Política (UNL) @gus_guts
FOTO: https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/article/a%C3%B1o-nuevo-chino
1 http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2020/0327/c31614-9673418.html
2 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52238901
3 1). El gobierno chino siempre se basa en el principio de igualdad y beneficio mutuo al proporcionar ayuda a otros países. Nunca considera esta ayuda como una especie de limosna unilateral, sino como algo recíproco. 2). Al proporcionar ayuda a otros países, el gobierno chino respeta estrictamente la soberanía de los países en cuestión y nunca establece ninguna condición adicional ni exige privilegio alguno. 3). El gobierno chino proporciona ayuda económica en forma de préstamos libres de interés o a bajo interés y, cuando es necesario, prolonga el plazo de pago, a fin de aliviar en lo posible la carga de los países que reciben la ayuda. 4). Al proporcionar ayuda a otros países, el gobierno chino no percibe el objetivo de hacer dependientes de China a esos países, sino ayudarlos a tomar en forma gradual el camino del autosostenimiento y del desarrollo económico independiente. 5). El gobierno chino hace todo lo posible por ayudar a los países que reciben su ayuda a construir obras que requieran menos inversiones y rindan más rápidos resultados, para que los gobiernos de estos países puedan incrementar sus ingresos y acumular capital. 6). El gobierno chino proporciona equipos y materiales de la mejor calidad y de fabricación propia a los precios del mercado internacional. Si los equipos y materiales suministrados por el gobierno chino no corresponden a las especificaciones y calidad acordadas, el gobierno chino se compromete a remplazarlos. 7). Al proporcionar cualquier ayuda técnica, el gobierno chino se encarga de que el personal del país beneficiado domine totalmente esta técnica. 8). Los expertos enviados por el gobierno chino para ayudar en la construcción de los países beneficiados disfrutan del mismo nivel de vida que los expertos de esos países. A los expertos chinos les está vedado plantear ninguna exigencia particular ni gozar de ninguna comodidad especial.
4https://www.infobae.com/america/america-latina/2020/04/13/evo-morales-sobre-el-coronavirus-china-gano-la-tercera-guerra-mundial-sin-disparar-un-solo-tiro/
5 Cari (2015). “El relacionamiento de China con América Latina y Argentina significado de la alianza estratégica integral y los recientes acuerdos bilaterales”
6 https://www.infobae.com/economia/2020/06/06/por-que-china-podria-desplazar-este-ano-a-brasil-como-principal-socio-comercial-de-la-argentina/
7 Previo a la pandemia se anunció la apertura de un nuevo consulado y el incentivo a la exportación de carne argentina al país asiático. (https://www.perfil.com/noticias/politica/sabino-vaca-narvaja-retomar-camino-china.phtml)
8 Fuente: Aladi
9Supervisión del Fondo Monetario Internacional con el fin de obtener aproximadamente 4500 millones de dólares en los 3 años siguientes; liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero hasta un tope temporal fijado en alrededor del 30 %; determinación de la tasa de cambio en el mercado libre de divisas y realización de todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa flotante; liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta básica; anuncio del incremento no inmediato, sino gradual, de las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico; aumento anual en el mercado nacional, durante 3 años, de los precios de productos derivados del petróleo, con un primer aumento promedio del 100 % en el precio de la gasolina; eliminación progresiva de los aranceles a la importación; reducción del déficit fiscal a no más del 4 % del producto territorial bruto.
10 Discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al término de la firma de convenios de acuerdos con la República Popular China el 4 de febrero de 2015. Extraído de “Una política exterior soberana” (Cristina Fernández de Kirchner, 2018)
11 Según el artículo publicado por Walter Curia “Carta de Macri a China: los acuerdos podrían ser inconstitucionales” que puede consultarse en https://www.cronista.com/economiapolitica/Carta-de-Macri-a-China-los-acuerdos-podrian-ser-inconstitucionales-20150313-0052.html
12https://www.infobae.com/politica/2020/01/31/la-carta-del-pj-a-xi-jinping-por-el-avance-del-coronavirus-nos-sentimos-cerca-del-partido-comunista-chino-y-de-su-pueblo-en-este-dificil-momento/
13 https://www.ambito.com/opiniones/china/dona-equipos-las-fuerzas-armadas-la-emergencia-covid-19-n5107894
14 https://www.perfil.com/noticias/politica/sabino-vaca-narvaja-retomar-camino-china.phtml