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Goles de zurda. Fútbol y comunismo

*Por Facundo Arzamendia

Viendo una vieja entrevista que le realizaran a un jugador de la selección argentina, escucho la frase “Por razones externas al fútbol, no pudimos jugar ese partido”. Esta frase hacía referencia al amistoso que tenía programado la selección Argentina con un combinado israelí, previo al mundial de Rusia 2018. El objetivo de ese partido no era otro que legitimar a un Estado asesino y mostrarse al mundo en un evento deportivo. Fútbol y política siempre han estado ligados de una u otra forma. Posiblemente la menos difundida por algunos medios son las historias de futbolistas que han abrazado causas políticas o incluso que han alzado las banderas rojas del comunismo.

Un maoísta en los jardines de Franco       

En el año 1974 en Portugal se desarrolla la Revolución de los Claveles. Fallece Juan Domingo Perón. Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos, dimite de su cargo a raíz del famoso escándalo Watergate. Emerson Fittipaldi gana su segundo, y último, campeonato del mundo de pilotos de Fórmula 1 y la República Federal de Alemania sale campeona del mundo ganándole en la final a Holanda, la recordada “Naranja Mecánica”. Ese partido terminó 2-1. El primer gol para el conjunto germano lo convirtió Breitner: “Tire el penal, porque de niño escuche que así nacen los héroes”.

Su carrera profesional comenzó en el Bayer Munich con tan solo 18 años. “Yo era joven, interesado en la política como mis amigos de la universidad […] Los que me criticaron no saben nada de socialismo. Cuando vine al Bayer a firmar mi primer contrato profesional, mi prioridad era ganar dinero para financiar mis estudios de pedagogía, no meterlo en el bolsillo”

Jugó en el equipo de Beckenbauer desde 1970 hasta el 74. Se había convertido en una figura para los jóvenes por su particular look: melena afro, enormes patillas, un frondoso bigote, de fuerte carácter e ideales políticos bien claros. Pero su rebelión no era ficticia. En sus primeros años como profesional, suscribió a un rechazo del colonialismo y el imperialismo.

En el verano europeo del 74 Johan Cruyff debía pasar al Real Madrid. El equipo español tenía un acuerdo con el Ajax pero el jugador se niega y va al Barcelona. Para recuperarse de semejante negativa el club merengue sale a romper el mercado. El Madrid ofrece un millón y medio de dólares por el lateral alemán. La llegada del “Kaiser Rojo” al Real Madrid sorprendió a todo el mundo. ¿Qué hacia un jugador maoísta en un equipo vinculado al régimen de Franco? Futbolísticamente se adaptó muy rápido y fue fundamental para la obtención de 2 Ligas. En España recibió el apodo de “El Abisinio”, nombre con el que los soldados nacionales apodaban a los milicianos republicanos.

Breitner solo se comunicaba a través de un empleado que hablaba alemán y fue a él al que le pidió que consiguiera que le enmarcaran un poster con la cara de Mao. No lo consiguió rápidamente. Tuvo que insistir mucho hasta que la directiva lo autorizó siempre y cuando fuera en secreto.
Durante los últimos años del régimen de Franco, los trabajadores de la compañía Standard mantenían un conflicto con la empresa y se habían declarado en huelga. En aquellos años estaba prohibida la actividad sindical. Los huelguistas se presentaron en el entrenamiento del Madrid y pidieron ayuda a los jugadores. Las órdenes del club eran evitar sumarse a toda actividad política. Breitner aportó 500.000 pesetas a la caja de resistencia de los trabajadores. Cuando el club quiso tomar medidas, les respondió que con su dinero podía hacer lo que quisiese.

Después de tres temporadas en el Real Madrid volvió al futbol alemán. Desembarco en el Eintracht Brunswick que pagó su pase gracias a la publicidad de Jaggermaister. Este pequeño club fue de los primeros en poner publicidad en su camiseta.

Su vuelta a Alemania no significo el fin de su perfil político. El 7 de abril de 1978 la revista Stern publica un artículo firmado por Paul Breitner en el que atacaba a la dictadura de Videla: “Alemania es el actual campeón y eso le hace tener unas responsabilidades especiales. La selección no debe dejar que la utilicen como una marioneta, porque los deportistas, aunque tengan en el deporte su principal preocupación, no deben ser eunucos políticos”

En el artículo cuestiona a la Federación Alemana por no negarse a disputar un Mundial en un país dictatorial. Incluso tildó a sus compañeros de “eunucos políticos” por permitirlo. Igualmente Breitner fue convocado para jugar el Mundial pero se negó a ir. Años después volvería a la selección. Luego de jugar el mundial del 82, y teniendo una importante oferta del Múnich para continuar en el club, Afro se retira del fútbol.

Una de sus últimas historias se da en 1998. Con Alemania unificada, es nombrado a cargo de la selección nacional pero duró solo 17 horas en el puesto ya que gran parte de la Federación Alemana se negaba a trabajar con él y fue destituído. Hoy es asesor del Consejo de Administración del Bayer Munich.

Livorno, cuna del PC Italiano y de Lucarelli

Livorno es el puerto industrial de la Toscana, y viven 150 mil habitantes. Allí nació el Partido Comunista Italiano en 1921, cuando Antonio Gramsci y Amadeo Bordiga convocan a un congreso constituyente en al teatro San Marco. Desde ese momento, esta localidad pesquera se convierte en el corazón de la izquierda italiana. En esta misma ciudad nace en 1975 Cristiano Lucarelli. Su madre era ama de casa, su padre un militante sindical y activo colaborador del PC Italiano.

En 1997 Rusia anuncia su repliegue de Chechenia. Bill Clinton asume su segundo mandato como presidente de EEUU. El 7 de febrero Ecuador amanece con tres presidentes por el caos político que envuelve al país. Tiger Woods se convierte en el golfista más joven en ganar el Masters de Augusta. En Bolivia, el exdictador Hugo Banzer es elegido presidente. Mientras que el seleccionado sub21 de Italia juega un partido en Livorno frente a Moldavia. Toda la ciudad estaba en el estadio para ver jugar a “uno di noi”. El partido era transmitido por la RAI para todo el país. Fue allí donde Cristian Lucarelli hizo su presentación: marcó el 1-0 del partido y fue corriendo a la tribuna, a saludar a su gente. Se sacó la camiseta azzurra y dejo ver una remera blanca con la cara del “Che” Guevara junto a la frase ‘Il Livorno e’ una fede’ (Livorno es una fe). Ese gesto le costó no volver a ser llamado a la selección nacional por muchos años.
Mientras se ganaba el odio de sectores reaccionarios que pedían su cabeza, le mostró al país como son las cosas en Livorno. “Algunos creen que el estilo de vida de un futbolista no se condice con el comunismo, pero yo ya era comunista antes de ser futbolista”.

Después de una gran temporada 02/03 con el Torino, varios equipos estaban interesados en contratarlo pero hubo un acontecimiento que lo cambio todo. El club de su ciudad, que deambulaba por categorías semi profesionales, logra el ansiado ascenso a la Serie B. Mientras las ofertas llegaban, él solo quería una cosa: Jugar en Livorno con su gente. “Para algunos, un sueño es ser millonario. Comprarse un Ferrari, un yate. Para mí, lo mejor de mi vida sería jugar en Livorno”.

Años después su representante, Carlo Pallavicino, publica un libro llamado “Quédense con sus millones” en donde cuenta la historia de este histórico pase. Lucarelli ya era ídolo y aún no había jugado un minuto en el club. En su primer temporada jugando para Livorno marca 29 goles y es la figura del equipo que logra el ascenso a la máxima categoría del futbol italiano: la Serie A.

Con el ascenso, las ofertas volvieron. Torino ofreció 4 mil millones de liras pero Cristiano no quería saber nada con irse del club. Con el Livorno en primera, marcó 24 goles,  fue el capo cannoniere de la liga (el máximo goleador) y el club se clasifico por primera vez a una competencia internacional, la copa UEFA.

Se lo recuerda por utilizar el número 99 en su camiseta, en homenaje a la fundación de las Brigadas Autónomas Livornesas (la hinchada comunista de Livorno). Festejó todos sus goles con el puño izquierdo elevado hacia el cielo. Las banderas con su rostro se mezclaron con las del Che, Mao y Lenin en las tribunas del estadio Armando Picchi. Sí, el mismo estadio que lo vio festejar un gol con la remera del Che.

En el 2005 el alcalde de Livorno consigue reunir a Lucarelli con Aleida Guevara. La hija del “Che” estaba recaudando fondos en Italia para un hospital pediátrico. “Sé que es un gran jugador y que ama mucho a mi padre, y yo sé que a él también le habría caído muy bien”. Adelaida asistió a un partido del Livorno frente al Milán en el estadio San Siro. En aquel partido, Lucarelli marcó un gol y se lo dedicó ante la atenta mirada de Silvio Berlusconi. Otra mojada de oreja al poder: “el fútbol es política en Italia; es un reflejo de nuestra sociedad. Es así. Los que no lo quieren ver siempre son los que mandan, los poderosos, los de arriba”

Lucarelli es el futbolista que mejor ejemplifica aquella frase del Che: “Toda nuestra acción es un gripo de guerra contra el imperialismo”. Le dio voz con su puño en alto a los que no son escuchados. Si bien se retiró jugando para el Napoli, sus botines están colgados en Livorno.

La democracia corinthiana

En 1978 la OMS declara oficialmente la erradicación de la viruela. Argentina logra su primer mundial de futbol ganándole en la final a Holanda 3-1 con un Kempes extraordinario. El cardenal Albino Luciani es elegido Papa con el nombre de Juan Pablo I y muere 33 días después. La junta militar Argentina bajo la dirección de Videla, lanza la Operación Soberanía para invadir Chile, pero la mediación del nuevo Papa, Juan Pablo II, la detiene. Todo esto ocurría mientras el Corinthians buscaba fichar a la nueva promesa del futbol brasilero: Socrates.

Mientras jugaba para Botafogo, estudiaba medicina en la Universidad de San Pablo. Esto no le impidió ser uno de los mejores del plantel. El doctor llego al Timao y en un par de encuentros mostro su gran nivel futbolístico.

La dictadura militar que gobernó Brasil desde 1964 marcó su niñez. Su padre, un apasionado por la filosofía griega, debió quemar todos los libros que hablaban de comunismo y socialismo. Los hermanos de Socrates se llaman Sófocles y Sóstenes. Solo el hermano menor logra romper esta tradición familiar para llamarse Rai.

Al inicio de los 80, una derrota en el Pecaembucano frente a Guarani fue el inicio de un movimiento que revolucionó el futbol y la sociedad brasilera: La democracia corinthiana

La directiva del club estaba muy vinculada a la dictadura militar brasilera. En medio de la crisis deportiva que vivía el plantel la dirigencia busca respuesta y nombran en el departamento de futbol del club a Adílson Monteiro Alves. Fue justamente Monteiro Alves, que tenía formación en sociología, el “jugador” que le faltaba al proceso que estaba comenzando. Junto a Sócrates, Wladimir y Walter Casagrande fueron los pilares de lo que se pasó a llamar la democracia corinthiana. Cuando los jugadores tenían cualquier inquietud, ahí estaba el sociólogo Monteiro Alves para ayudarlos. La crisis deportiva del club fue la chispa que encendió el prado de la democracia en un país que atravesaba años dictatoriales.

Wladimir no solo fue un duro defensor, también fue un gran activista y seguidor de Martin Luther King. En plena dictadura supo declarar en la revista Placar: “Creo que las mujeres tienen que reclamar por sus derechos. Vivimos en una sociedad machista”. Su fanatismo por la lectura lo llevó a investigar sobre la cultura africana y hasta aprendió a hablar Yoruba (dialecto africano). Para Sócrates, Wladimir era el motor del proceso que vivió aquel plantel.

Eduardo Galeano escribió sobre esto en Otra historia desconocida: “En plena dictadura militar de Brasil, los jugadores de Corinthians tomaron el poder. Durante dos años instauraron la Democracia Corinthiana. Ellos, los jugadores, decidían todo. Se reunían y democráticamente, por mayoría, votando, decidían el método de trabajo, los sistemas de juego, los horarios de entrenamiento, la distribución del dinero, absolutamente todo. Los peores augurios, y sin embargo el Corinthians en esos dos años de luminosidad democrática convocó a las mayores multitudes en los estadios de Brasil. Hizo posible el milagro de ganar dos veces seguida el campeonato de Brasil y ofreció el fútbol más vistoso de todos”

Jugadores, directivos, auxiliares, todos poseían un voto para decidir que se iba a hacer. En el documental Democracia em preto e branco se lo puede ver a Zenon, miembro de aquel equipo, contar: “Con la inteligencia de Sócrates y Adilson, todo se iba hacia donde iban ellos. No recuerdo que hayan perdido alguna votación”.

Cada partido era un escenario propicio para difundir sus ideas. Antes de las elecciones a gobernador en 1982 ingresaron a la cancha con una remera que decía “El 15 vote”. En la final del campeonato de 1983 salieron con una bandera que decía “Ganar o perder pero siempre con democracia”. Ese partido fue contra el San Pablo al que vencieron con dos goles de Sócrates. “Todos saben que el jugador tiene una tremenda ascendencia política. Solamente el mismo jugador no lo sabe. Y siempre podan en la raíz. Si reaccionas, pierdes tu trabajo. Y si los máximos dirigentes lo quieren, ya no juegas en ningún lado” explicó Sócrates  a la revista Placar en abril de 1983

El doctor entendía que podía expresar sus ideales en todo momento. Definió festejar todos sus goles de la misma forma: el puño cerrado y bien alto. En el 2010 la revista Caros amigos publica une entrevista realizada al jugador que habla sobre sus ideales: “Izquierda, derecha, eso es tonto. Soy socialista, no sé si esto es ser izquierdista. No lo sé, ¿pero por qué de izquierda? Es un rótulo. ¡Soy cubano, desearía haber nacido en Cuba!”. Justamente uno de sus hijos fue llamado Fidel, en homenaje al líder cubano.

Para 1983 se llevó a cabo el movimiento civil “Directas YA” de la cual Sócrates fue uno de los máximos referentes. El movimiento exigía que las elecciones a Presidente sean abiertas al pueblo. Llegó a reunir más de un millón y medio de personas en las calles. En aquellos días se hablaba de la posible partida de Socrates al futbol europeo. En ese contexto, el máximo referente del futbol local declara “Si la enmienda se aprueba en la Cámara de Diputados y en el Senado, no voy a dejar mi país”. La enmienda no se aprueba y Socrates se marcha al futbol italiano. Firma para la Fiorentina. “Una de las pocas veces que lloré en mi vida fue cuando no se aprobó la enmienda”.

Si bien la democracia corinthiana se diluyo con su partida, lograron sentar las bases para el proceso democrático que se abrió en Brasil tiempo después. De todas formas, nunca abandono la política. Fue un hombre de consulta habitual para Lula durante su presidencia. Se habían conocido a comienzo de los 80, en el nacimiento del Partido de los Trabajadores.

“Si no jugase como Sócrates, ya me habrían derribado. Hasta que me derriben, sin embargo, tengo la intención de seguir hablando. Y quiero ser más importante para mi país después de dejar el fútbol. No me es suficiente con ser un “ídolo popular”.

El último párrafo de su historia fue el domingo 4 de diciembre del 2011. Su Corinthians estaba a 90 minutos de lograr el título de campeón del Brasileirao. Los jugadores, se paran en el círculo central y alzan su puño derecho rumbo al cielo. La torcida también tiene sus puños en el cielo. Sócrates Sampaio de Souza Vieira de Oliveira moría a causa de una cirrosis hepática. Sócrates se transforma en mito un domingo con el Corinthians campeón.

*Facundo Arzamendia. Licenciado en Comunicación Social. Periodista de Córdoba. Tw: @ArzaFacu IG: @facu.nomade

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