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Ballotage y psicología: el voto catártico ya fue

Por *Diego Tachella Prado

Cuando Sigmund Freud era un joven médico en Viena junto a su mentor, Joseph Breuer, desarrollaron el llamado método catártico para tratar ciertas afecciones de origen psíquico, es decir, aquellas a las que no encontraban un origen orgánico. Constituía, en ese momento (era 1881), un avance revolucionario en el abordaje de ciertas dolencias, un método que producía liberación en el paciente mediante la descarga de emociones largamente contenidas y ligadas a eventos traumáticos del pasado, inaccesibles conscientemente. La persona a tratar debía ser susceptible a la hipnosis y someterse a una sugestión en la que se buscaba una emoción o recuerdo reprimido en el inconsciente que se lograba desbloquear y expresar en la conciencia. Se liberaba así un afecto ligado al recuerdo de un acontecimiento traumático, algo que permanecía oculto y ahora se hacía visible.

Este método se empleó por muy poco tiempo; los síntomas tratados con una descarga catártica de las personas bajo sugestión hipnótica volvían a aparecer de otra manera, demostrando que el evento traumático no había sido elaborado a pesar de la liberación que se sentía en el momento. Las personas lograban, con el método catártico, una sensación de bienestar y liberación, despejándose de situaciones traumáticas inconscientes que, en forma de síntomas, las habían llevado a consultar. Pero ese alivio duraba muy poco; luego aparecían nuevos síntomas como manifestación de la experiencia traumática original sin elaborar.

El voto a Javier Milei y a La Libertad Avanza es, sin duda, un voto catártico, sirviendo para purgar y descargar el enojo y la frustración acumulados por la situación actual del país, su economía, endeudamiento, y la creciente pobreza, marginalidad e inseguridad. Han pasado apenas tres años del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio de la pandemia de Covid-19, y aún se están procesando los efectos de esa situación; los duelos por las pérdidas y las dificultades atravesadas en esos meses marcaron una etapa de la adolescencia, de la juventud, de un grupo etario que ahora vota por primera vez a un presidente.

Milei se presenta como una opción que propone descargar el enojo genuino de la gente común, un enojo rápidamente, identificable con el suyo contra lo que él llama la Casta Política, contra el Banco Central y contra algunas minorías que han conquistado derechos en los últimos quince años con mucha lucha y esfuerzo. Este enojo señala, como si fuera un síntoma, una ubicación del problema, una causa del malestar y propone la descarga catártica de romper todo a los gritos e insultando, para poder restablecer el rumbo del país en una dirección poco clara y más teórica que basada en la experiencia, un rumbo que es para pocos.

Retomando la metáfora de Freud y su desarrollo de un proceso de cambio para las dolencias de origen psicológico, se puede señalar que el padre del psicoanálisis comprendió rápidamente que, ante la ineficacia del método catártico para lograr alivio duradero, necesitaba otra forma para elaborar los contenidos traumáticos reprimidos, otra forma para procesar las emociones inconscientes que no se expresaban. Emociones para las cuales la mera descarga catártica era solo una liberación temporal. Con la aplicación de su técnica, el psicoanálisis, comprendió que el cambio profundo y duradero que conducía a una mejora era por un camino más arduo, de mayor profundidad, que requería un proceso de conciencia y reflexión, de elaboración de los contenidos reprimidos por la palabra, de interpretarlos en su simbolismo para poder transformarlos, de muchos encuentros y aplicación de técnicas variadas, logrando así un cambio real y duradero que se refleja en bienestar para la persona.

Achilles Mbembe, historiador de origen camerunés, retoma algunas de las ideas de Freud sobre el inconsciente y la represión, que en los inicios del siglo XX eran parte de la idea de vivir en sociedad, reprimir y sublimar los impulsos naturales de los hombres para permitir la convivencia armónica. En el siglo XXI y con el auge de las redes sociales, se han levantado las barreras de la represión y se permite que se expresen sin filtros en los posteos. El inconsciente se ha desplazado a Facebook, Twitter, Instagram y Tik Tok, por donde puede vagar libremente sin censura y represión. Y eso implica que tampoco se pueden sublimar las pulsiones, desviar esa energía libidinal hacia el arte, la creatividad o la producción intelectual.

Para este historiador, se está transformando al hombre racional en un sujeto que ha perdido la capacidad de deliberar y elegir, para convertirse en un consumidor definido por sus patrones de consumo y elecciones conscientes realizadas en el entorno digital. Es a este público de contenidos de redes sociales que se ha dirigido la campaña de Milei, a jóvenes que se informan por Tik Tok, con videos cortos, mensajes segmentados y dirigidos para generar y aumentar la indignación y el enojo con el gobierno actual y el candidato opositor.

A ese público, como en la tragedia griega, un personaje tan mediático como mesiánico se presenta y plantea un enemigo al que identificar como responsable de todos los males que lo aquejan, presenta un enemigo común al que enfrentar, responsabilizar y culpar de lo que les angustia a diario, poniendo un nombre al enemigo del pueblo: “La Casta”. Así se ofrece para liderar la lucha contra ese enemigo, hasta exterminarlo. Montando un show y mostrando su propio enojo, su genuino enojo y su voluntad de quemar y romper todo, facilitando la catarsis que se presenta, como en la tragedia griega, en la descarga emocional que hace el público al identificarse con las emociones del personaje en la obra, y las puede transitar sentado en su casa, purificando las suyas propias en el proceso y sintiéndose mejor.

El voto catártico permitió en las PASO y en las generales esa descarga de emociones y esa liberación de los recuerdos y experiencias traumáticas, esa identificación con el personaje que facilitó la purificación de las propias emociones, permitiendo depositar en las redes sociales eso que antes era reprimido y que luego podría ser sublimado, de manera masiva y sin elaboración. Fue un gran alivio, es cierto, pero no va a ser un cambio; no va a lograr una elaboración de esos contenidos que permitan un bienestar duradero. Solo va a ser una repetición del ciclo de enojo, acumulación, descarga catártica y vuelta a empezar.

Antes de ir a votar el próximo domingo 19 de noviembre, antes de ejercer el derecho a elegir que legitiman estos 40 años de democracia en Argentina, es necesaria una reflexión sobre qué modelo de país queremos y qué lugar va a ocupar cada quien. ¿Se busca una simple descarga de gritar y liberarse siguiendo a un líder mesiánico, o se busca un proceso de restitución de sentido a la vida democrática y participativa?

La libertad de elegir no está en si se ve el vaso medio vacío o el vaso medio lleno; está en ver el vaso completo y el agua que contiene. Poder procesar la experiencia desde nuestra perspectiva, entendiendo que es eso, una perspectiva, y que la totalidad es algo más compleja, reclama mayor esfuerzo para procesarla y comprenderla. Así, la elección es libre, sino deja de ser una elección para ser una reacción, efecto de una causa, una mirada determinista que niega la posibilidad del libre albedrío, en definitiva, niega la libertad. El voto catártico ya fue; ahora es momento de otro tipo de voto.

*Licenciado en Psicología. Magister en Psicología Clínica.

3 respuestas en “Ballotage y psicología: el voto catártico ya fue”

Excelente análisis. Comparto en grupos de colegas. Increíblemente en Jujuy hay colegas que defienden la represión y terrorismo de estado de Gerardo aMorales y que votan a Milei

Excelente análisis. Comparto en grupo de colegas aquí en Jujuy, donde increíblemente hay colegas que están de acuerdo con el terrorismo de estado de Gerardo aMorales o que votan a Milei

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